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-¡Corre!- gritó Ikaris.

Thanatos, Rebecca, Steven, Ikaris junto a otros niños y adolescentes de la manada empezamos a correr dentro del campo límite, siendo perseguidos por Jack, mientras juegan a "la mancha".

Las reglas son simples; correr en forma humana pero usando nuestra máxima velocidad, siempre dentro del terreno plano limitado por los árboles (siendo esa la zona prohibida), sin arañar o pelear. Los mayores tenemos prohibido excedernos de velocidad para no tener ventajas y debemos estar cuidado al resto de los cachorros.

Este juego es muy divertido. Siempre que le toca a Jack ser la mancha persigue a Ikaris, quien se deja manchar, para luego manchar a alguno de los pequeños que esté cerca, con preferencia hacia Thanatos quien únicamente me mancha a mi y yo mancho a quien sea que esté cerca de mi.

-¡Ahora Fernando es la mancha!- gritó Jack.

El pequeño Phantom gruñó y empezamos a correr, hasta que apareció un adulto de la manada, diciendo que es hora de ir a comer, ya que está atardeciendo. Los niños de la manada obedecieron.

-Nos vemos luego, ¿verdad?- me preguntó Jack y asentí, para luego ver como corre con el resto del grupo.

-Supongo que es hora de irnos- dije, mirando a Thanatos e Ikaris, quienes se acercan a paso lento a mi.

-Quédate a comer- me invitó Steven.

-Mamá dijo que hoy iba a haber postre especial. Lo siento, no podemos quedarnos. La próxima será- dijo Thanatos.

-Bueno, hasta la próxima- dijo Irakis, antes de irse al ver a su pequeño llamarlo.

-Vamos a casa- le dije a Thanatos, quien agarró mi mano, para empezar a caminar hacia casa-. Aunque mamá nunca dijo que hoy hay postre especial, ni la vi comprando.

-Lo se, era una pequeña mentira para no quedarnos a comer- dijo, riendo.

-¿Por qué?- pregunté.

-No creo que quieras que Rebecca se sienta mal al estar contigo, ya que está consumiendo medicaciones para evitar que sus hormonas vayan hacia los cielos y altere todo el grupo- dijo-. ¿Verdad?

-Verdad- dije, suspirando-. Pero bueno, ¿cuándo podremos volver a venir a jugar con Jack?

-Creo que Ikaris se podrá celoso si pasas tanto tiempo con Jack- dijo, riendo.

-¿Por qué? Solo somos amigos- dije.

-Los vampiros solemos ser muy territoriales. Algunos lo marcan con mordidas, otros con su esencia y otras nunca lo demuestran pero atacan a todo ser que se les acerque- dijo.

-Ya antes oí hablar de eso de las mordidas... ¿Qué tanta importancia tiene?- pregunté.

-Es para demostrar al resto de individuos que esa persona ya tiene pareja o a alguien que le va a proteger y vengar en caso de que le hagan daño. Para algunas especies es para demostrar que tienen pareja y es algo muy valioso- explicó.

-Los humanos marcan a los animales con fierros calientes... ¿Es lo mismo?- pregunté, recordando lo estudiado en historia.

-Casi, pero no- dijo, generándose más confusión-. Si queda una marca para el resto de la vida, pero con la diferencia de que no se trata al ser como un objeto, sino que es respetar que es una persona... Jack ya te explicó que eso del mate, ¿verdad?

-¿Cómo lo supiste?- pregunté, asombrada-. Pensé que estabas hablando con el alfa.

-Las marcas de la muñeca que tienes, crea un pequeño lazo entre nosotros; no es un lazo amoroso o algo así- dijo-. Eso permite que aún mientas esté haciendo otras cosas, voy a saber si te encuentras bien... Además de que tengo la capacidad de prestar atención a más de una cosa a la vez. Mientras hablaba con el alfa mayor, escuchaba tu conversación al otro lado de la pared.

-Eso es una falta de respeto en muchas culturas, ¿sabes?- dije, divertida, recordando lo que él me había enseñado.

-Lo se, pero cuando eres un ser sobrenatural en comparación al resto de la mayoría de la población dentro de este planeta y tienes un oído muchas veces mejorado, es normal que escuches conversaciones a escondidas- dijo y reí.

-Buen argumento- dije, sonriendo.

-Lo se... Llevo más de un siglo en este planeta, así que, he aprendido muchas cosas- dijo, orgulloso.

-Y vivirán mucho más- dije, sonriendo con cariño maternal.

-Y tu vivirás junto a mi- dijo-. Si es que no te haces inmortal por ti misma, puedo hacerte inmortal.

-¿Cómo?- pregunté-. Sabes que solo viviré 150 años.

-Quizás vivas muchos más- dijo, sonriendo-. Y la forma más simple de que te "conserves" es que te de pequeñas dosis de mi sangre, la cual evitará que envejezcas mientras tengas dentro de tu organismo mi sangre.

-Que genial- dije-. ¿Con America y con Hunter lo harás? Así seríamos una familia muy unida para siempre.

-Ellos no quieren...- dijo, para luego suspirar-. Les he ofrecido esto miles de veces, pero no quieren; creen que todo sucederá cuando tenga que suceder y quieren vivir así.

-Pero... ¿Y qué va a pasar con Luciano?- dije-. No creo que les guste abandonar a su hijo.

-Tarde o temprano él también se irá y formará su propia familia... Es el parte de vivir- dijo, sonriendo-. Tu y yo también tendremos que irnos de casa algún día.

-No se si va a ser algo bueno...- dije, preocupada.

-Antes, cuando vivías en el océano, ¿te daba miedo viajar?- preguntó.

-Para nada. Siempre íbamos en grupos recorriendo las zonas, siempre juntos, a pesar de que cada cierta distancia unos que otros se detenían o se unían al paso, en busca de su pareja, para luego continuar viajando- dije-. Allí si morías o no, no era algo tan trágico como aquí que hasta preparan una ceremonia para despedir al muerto.

-¿Allí no hacen funerales?- preguntó, sorprendido.

-No... Solo lo recuerdas en tu mente y ya. El cuerpo del muerto suele ser consumido por otras especies o con el tiempo se fusiona con la flora marina que absorbe todo- dije, en un tono neutro.

-Que cruel es todo allí- dijo y reí.

-Así es la vida- dije, dando por finalizada esta triste charla.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora