Al día siguiente, amanecí sintiendo dolores en todo mi cuerpo. Mi cabello brillaba como nunca, sentía un enorme dolor en las piernas y sentía el pecho estallar.
-Hoy quédate en casa... Le diré a Thanos que avise que vas a faltar- dijo America.
-No quiero faltar...- dije, con un hilo de voz.
-Lo harás- dijo ella, decidida-. Tengo que ir a llevar a los chicos al colegio, pero le pediré a alguno que me ayude a llevarte al baño para que te relajes.
Se fue de la habitación y al segundo apareció el muchacho vampiro.
-Mamá me dijo que te lleve al baño, así que... Vamos- dijo, cargándome en brazos.
-Tengo calor- me quejé, tironeando débilmente de mi pijama para quitármelo.
Al entrar al baño, America estaba cerrando el grifo del agua. Thanatos me dejó sentada sobre el inodoro, a pesar de que ninguna lo usé.
-Thanos sal, por favor. Ve con Lucio al auto, ya voy- dijo ella y él obedeció-. Ven, entra aquí.
Me quité el pijama con su ayuda y me metí al agua.
Sentí como mi aleta volvía, relajando el dolor, casi eliminando la molestia.
-Ya vuelvo... ¿Quieres comer algo en especial?- me preguntó-. Aún no has desayunado.
-Algas sin nada- dije lo primero que venía a mi mente.
-Está bien. Hasta pronto- dijo, para irse rápidamente.
Me coloqué boca abajo, presionando mis pechos contra el borde de la bañera. Sentí algo se movía hacia abajo, causándome un estremecimiento extraño que nunca antes sentí.
Cerré los ojos, esperando dormirme para ver si eso me quita la molestia.
_-_-_
Me desperté, sintiéndome mejor. Me giré y miré mi cuerpo; estaba con mis piernas. Ya no había agua en la bañera, estaba rodeada de un líquido oscuro con grumos, que realmente daba asco.
Me levanté y quité el tapón, para ver si es que esa cosa asquerosa se va.
Por suerte mi plan sirvió, pero seguía empapada con eso.
Abrí el grifo, para lavarme con cuidado. Eso causó que vuelva con mi extremidad natural, pero de a poco eliminé todo.
-Están más pequeños... Se siente bien- dije, divertida, tocando mis pechos.
Una vez lista, salí de la bañera, arrastrándome con los brazos, para agarrar mi bata junto a una toalla para secarme.
Al momento que volví a sentir las piernas, me levanté.
Me coloqué la bata y caminé hasta mi habitación para colocarme un vestido.
Coloqué "sonidos del mar" en el reproductor de música, como me enseñó Thanatos. Era relajante.
Fui a buscar algo para comer, ya que hambre se estaba apoderando de mi.
-No puedo creer que coman esto- dijo mi hermano biológico, sentado en una silla, comiendo una porción de lasagna que estaba en la heladera-. Está frío, pero delicioso.
-¿Qué haces aquí?- dije, con molestia.
-Vine a visitar a ese galán. No te sientas importante, querida- dijo él, terminando de comer, limpiándose en su ropa.
-¿Quién te dejó entrar?- pregunté.
-Estaba la ventana abierta y aproveché- respondió-. Vi lo que te pasó; eres un asco.
-No te importa- dije, mirando hacia un lado.
-Ahora la niña se avergonzó. Que lindo- dijo, caminando hacia mi, para agarrar bruscamente mis manos-. Y no lo puedes negar, tus uñas te delatan.
-Vete de aquí- impuse, mirándolo fijamente.
-No eres la reina del lugar- dijo, apretando el agarre-. Y hablando de eso... ¿A que no sabes qué me dijeron? Tienes que volver a casa, no has hecho ningún progreso y eres patética. En cambio, me han dejado a mi, que soy mejor que tu.
-Si claro- dije-. No me dieron el reporte.
-Si ignoras la caracola, ¿qué esperabas? Por eso vine a la tierra- dijo, con obviedad.
-Me la paso en clases- afirmé-. Tu no soportarías ni un día así.
-Llevo un mes, querida- dijo, sonriendo victorioso.
-¡¿Qué está pasando aquí?!- gritó America, entrando de golpe.
Al segundo, mi hermano ya estaba tirado en el suelo, con un vampiro enfadado sobre él, doblando su brazo hacia atrás con la intención de lastimar a gravedad.
-¡¿Qué hicieron con mi cocina?!- gritó America, viendo todo tirado o mordido-. ¡¿Quién es él?!
-Soy Eärendil, amorcito mío- respondió, en un tono coqueto.
Empecé a reírme, al ver como el vampiro se alejaba con asco y mi hermano se levanta del suelo.
-Bueno, Eärendil, te invito a reponer toda la comida que has robado y si es que no empiezas ¡ya mismo! a limpiar te irá mal- dijo Hunter, con una mirada seria.
-Suegris, no se me enojen- dijo él, con sus uñas azul brillante-. Les cocinaré lo que quieran, total, en mi zona soy el mejor cocinero.
-¿"Suegris"?- respondimos todos, confundidos.
-Si... Otto y yo nos vamos a casar- dijo, con ojos de enamorado.
-¿Qué?- dijo Thanatos.
-Si amor, ya lo decidí. Si quieres podemos hacerlo en la tierra, pero hay unos lugares divinos abajo del agua- contestó.
-Él no es de los nuestros- dije, señalándolo con dos dedos.
-La gran bruja del reino puede solucionar eso- dijo, moviendo la mano como si fuera algo mínimo.
-No pienso casarme contigo. ¿Quién te hace creer que te amo?- dijo Thanatos, con una mueca de asco.
-Somos destinados. Tu eres una de mis tres parejas, pero no te preocupes; tu eres mi favorito- respondió.
-No te amo- repitió.
-No te hagas el duro, cariño. Se que te encanto- dijo y reí.
-Hola. Soy Luciano- dijo el pequeño, acercándose al tritón.
-Hola cuñado. ¿Cómo te fue en el colegio?- le contestó, agachándose para quedar a su altura.
-¿Te puedo pedir un favor?- pidió, con una mirada inocente.
-Claro pequeño, dime.
-¿Podrías acompañarme? Quiero jugar contigo.
Thanatos rió.
-Dentro de la casa no, que luego destrozan todo y lo tengo que reponer yo- dijo America, con una mirada enojada.
-Ten cuidado, él no es tan fuerte- dijo el vampiro, señalando de mala gana al tritón.
-Claro que soy fuerte, mi amor, por ti viajaría hasta el fin del mundo ida y vuelta- dijo, levantándose-. Vamos a jugar. Luego vuelvo contigo, mi amor.
El niño y el tritón salieron fuera, para colocarse en la arena, quitándose su ropa lentamente.
-Pensé que los humanos acostumbraban a usar sus extrañas vestimentas- dijo él, algo confundido.
-¿Puedo?- preguntó, el pequeño, mirando ansioso a su madre.
-Claro, con cuidado- le respondió ella.
En ese momento, me acerqué, para alejar a mi hermano, para evitar que salga herido y luego me regañen a mi.
-Alto- me detuvo Thanatos, agarrando mi mano-. Confía en él.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...