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Una vez allí arriba, vimos a miles de vampiros y criaturas que nos miraban con una mirada ansiosa. A un lado hay una fila de mujeres que miran el suelo, todas visten tan solo con un vestido finito y sin adorno, completamente rojo, sin relieve ni encaje, lo cual me resultó extraño sabiendo que todos al rededor de la familia real utilizan ropas extrañas.

En cuanto terminamos de subir, todos aplaudieron, contentos, emocionados, felices. Los reyes se sentaron en los tronos del medio, con sus hijos a los lados según la edad, estando Susana y yo paradas detrás de Benjamín y Thanatos respectivamente.

-Ven- me dijo Thanatos, haciéndome dar la vuelta al asiento y me sentó sobre sus piernas, colocando sus manos sobre mi regazo, con cariño.

-Hoy nos encontramos aquí reunidos para eliminar a las culpables de la muerte de Alarik Rokuro Ottis- pronunció Kodran en voz alta, haciendo eco en el lugar.

Todos volvieron a aplaudir.

-Marina, ¿gustas hacernos los honores?- me preguntó Juana y negué con la cabeza repetidas veces-. Como gustes.

Una a una fueron haciéndolas pasar para sentarlas en el suelo, con los ojos cerrados y la cabeza inclinada, para que les corten las cabezas con una espada. Cada vez que lo hicieron, cerré los ojos y tomé con fuerza la mano de mi vampiro, deseando que acabe rápido. Tras que quince cabezas rueden por el suelo, cayendo hacia el público, todos empezaron a aplaudir y celebrar.

-Su muerte ha sido vengada- anunció Kodran-. Pueden retirarse.

Empezamos a caminar hacia de nuevo por donde subimos.

Una vez en el suelo, Juana se nos acercó con un aura que me dio miedo.

-¿No podrían vestirse bien, ni en una ocasión?- preguntó, enfadada.

-Son sus telas, seguimos respetando- dijo Napomuceno, con una sonrisa triunfante-. Además, no somos sus hijos. Ante ustedes, renuncio a mi apellido.

Esto nos dejó sorprendidos a todos.

-¿Disculpa?- dijo Kodran, supongo que confundido, porque su mueca es extraña.

-A partir de hoy, mi nombre es Ronin Briseida- dijo Napomuceno-. Renuncio a mi identificación y al título. En mi ya no habrá poder real alguno.

-¿Cómo te atreves a hacer eso?- dijo Kodran, sorprendido y enfadado.

Sonreí muy emocionada y lo abracé.

-No pensé que realmente fueras a hacerlo- dije, abrazándole, levantándole del suelo para girar y volver a dejarlo en donde estaba antes, pero con una sonrisa en su rostro.

-No puedes cambiarte el apellido- dijo Juana, molesta.

-Mira como lo hago- dijo Ronin, con una gran sonrisa.

Él empezó a caminar, alejándose a paso tranquilo, con las manos en los bolsillos y le seguí, tomando la mano de mi vampiro.

-¿Podemos ir a hacerlo oficial?- preguntó Napomuceno y Thanatos asintió.

Empezamos a caminar y no tardamos mucho en llegar a una civilización. Thanatos se mordió su dedo y me pintó dos puntos con su sangre en mi cuello, sin tocar mis branquias.

-Listo- dijo él-. Ahora todos sabrán que eres mía.

Tomó mi mano y los tres juntos empezamos a caminar por en medio de la gente, que nos mira extrañados por nuestras vestimentas, aunque no se qué hay de raro, ya que todos aquí ocupan estilos diferentes, desde anticuados a muy nuevos y no tan nuevos.

Fuimos hasta un gran edificio que parece ser la municipalidad o algo así. Entramos los tres juntos y esperé sentada junto a mi vampiro en la sala de espera, mientras que Ronin entra a un cubículo en donde va a realizar los trámites legales para cambiarse el nombre y ser identificado de ahora en adelante con otro nombre.

En cuanto salió de allí, me mostró su cédula de identificación.

-¡Vamos a casa a celebrar!- exclamé, emocionada.

Volvimos al castillo para poder buscar nuestro vehículo.

-Ya sabía que iban a volver, cobardes- dijo Juana, sentada en la entrada del castillo, con una copa en mano.

-En realidad solo buscaba el coche- dijo Thanatos.

Nos subimos y nos fuimos de allí, pasando por un par de lugares comprando alimentos y bebida.

En cuanto llegamos a casa, allí estaban Lautin y Mikael, junto a Ikaris y Jack, sosteniendo un cartel que dice en letras rojas "bienvenido a casa, Ronin".

Sus ojos brillaron y una pequeña gota roja cayó de su ojo, aún cuando luce una radiante sonrisa.

-Chicos...- dijo él, emocionado.

Jack corrió y saltó encima del pequeño, abrazándolo.

-Me alegra que al fin te liberaras- dijo Jack-. Me da gusto que al fin seas libre, pequeño Ron.

Ronin sonrió y le abrazó, creo que por primera vez en mi vida, lo he visto abrazar a Jack y eso me emocionó a mi.

Me uní al abrazo, seguido de Thanatos y el resto de nuestros amigos, haciendo una bola de abrazo.

-Ya, mucho cariño- dijo Ronin, riendo y nos alejamos.

-Vamos a comer, que se enfría- dijo Thanatos.

Bajamos la comida del baúl y entramos a la casa para comer y celebrar la gran victoria y logro del menor. Realmente nunca pensé que esto fuera a suceder, pero me alegra muchísimo que haya tomado esa decisión; se que Ronin odiaba el nombre "Napomuceno" y ya en varias ocasiones planteo la idea de cambiarse el nombre, pero me sorprende mucho que haya elegido mi apellido. Una vez le propuse que use mi apellido, y la idea de le encantó, y ahora, ya es oficialmente un Brideida.

Papá, si estuvieras aquí, de seguro estarías tan feliz como yo, de la hermosa familia que he creado aquí.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora