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De un salto me sumergí en el agua, transformándome empezando a recorrer la zona con rapidez, concentrando mis sentidos en sentir las presencias ajenas a cierta distancia, mientras que Ikaris va corriendo por tierra también buscando.

En un momento, me detuve. Me transformé y empecé a caminar hacia dentro del bosque, siguiendo mis instintos.

Empecé a recitar un canto prohibido, para atraer a toda forma de vida hacia mi, especialmente a Luciano. Esto, también tiene su efecto contrario, haciendo que vaya hacia mi objetivo.

Detuve mi canto al ver a Luciano debajo de Fernando, ambos sonrojados y dándose un pequeño beso en los labios, con los ojos cerrados.

A los pocos segundos, se detuvieron.

-¿Qué fue eso?- susurró Luciano.

-Una muestra de mi cariño hacia ti- dijo en voz baja Fernando.

-¿Por qué?- dijo mi hermano, con pequeñas lágrimas en sus ojos-. Siempre me molestabas...

-Era mi única manera de llamar tu atención- dijo el otro, limpiando las lágrimas del más pequeño-. Eres mi mate, mi destinado... Aunque eres humano.

-No soy humano- dijo Luciano-. Soy licántropo.

-¡Mejor aún!- dijo Fernando, sonriendo-. Yo soy licántropo con pantera, ¿y tú?

-Oso pardo- murmuró, mirando hacia un lado.

-¡Que genial!- dijo Fernando-. ¿Puedo verte?

-Supongo...- dijo Luciano, encogiéndose en su lugar.

-¿Tu... Sientes nuestra conexión?- preguntó Fernando, alejándose un poco, para sentarse frente a mi hermano, quien lo imitó.

-No se a qué te refieres- dijo Luciano, jugando con sus dedos.

-Esa sensación de querer estar junto a mi y estar juntos siempre- dijo Fernando-. Yo siento que quiero protegerte, cuidarte y estar hasta el final de mis días a tu lado.

-Siento algo así... Pero es confuso- dijo Luciano-. Tan solo tengo 8 años.

-Yo igual- dijo, para luego tomar las manos del otro-. Vivamos juntos por siempre.

-Pero aún solo somos niños...- dijo Luciano.

-No importa- dijo Fernando-. Y lamento todas aquellas veces que te he lastimado... No me controlo muy bien cuando me pongo celoso.

-¿Celoso de qué?- dijo Luciano.

-De cada niño o niña que se acerca a ti- dijo Fernando, bufando-. Eres mío y solo mío.

-¿Desde cuándo sabes que somos destinados?- preguntó.

-Desde los 5 años... A esa edad las panteras descubren quienes son sus destinados- dijo.

-Yo no se como es en los osos, ya que bueno... Vivo con una familia humana- dijo Luciano-. Pero supongo que son los 8 años, porque antes no sentía lo que siento ahora.

-Me alegro que me aceptes como tu mate- dijo, para luego abrazarle.

Ikaris sacó una foto desde su móvil, iluminando con esa luz blanca molesta.

Los niños se separaron rápidamente con miedo, mirando hacia nosotros.

-Lo siento. Me olvidé que tenía el flash puesto- dijo Ikaris, guardado su móvil.

-¡No es lo que parece!- gritó Luciano, sonrojado.

-Tranquilo, hermanito- dije, acercándome para ponerme a su lado-. Acepto vuestra relación.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora