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-¡Mariii!- gritó alguien y me desperté de golpe.

-¡¿Qué pasa?!- pregunté, asustada, preparándome para atacar.

-¿Así estoy bien?- preguntó, alejándose un poco, estirando los brazos y girando lentamente.

Está usando un pantalón gris largo, con una remera negra algo suelta de manga corta, estando con el cabello atado en una media cola.

-Claro- dije-. Te ves bien.

-Gracias- dijo-. Se que tan solo son las 4:12AM pero me estaba preparando. Ya me bañé, me vestí, desayuné algo ligero, limpié mis dientes y ahora se está terminando de cocinar lo que preparé.

-¿Qué cocinas?- pregunté, sentándome en la cama.

-Hice pan salvado con semillas varias- dijo-. Thanatos me ayudó.

-Que bueno- dije.

-¡Ron! ¡Ya está!- gritó Thanatos desde abajo.

-¡Voy!- gritó el menor y salió apurado de la habitación.

Me transformé y salí de la cama, yendo hacia donde se escuchan dos voces charlar.

En cuanto llegué a la cocina, me sorprendí al ver tanta harina, azúcar y mezcla tirada en el suelo, además de que hay masa derramada en la mesa con grandes bolsas de semillas comestibles esparcidas por todos lados y hay al menos quince perfectos panecillos sobre la isla.

-¿Qué pasó aquí?- pregunté.

-Luego lo limpio- dijo Ronin-. ¿Cuál crees que está mejor?

Dejó el nuevo pancito sobre la isla y me hizo analizarlos.

-Este tiene muy pocas semillas- dijo él, separando uno, alejándolo de los otro quince-. Este tiene demasiadas, no parece un pan.

-¿Puedo ser sincera?- pregunté.

-Por favor- dijo.

-Me parecen todos iguales- dije, viendo los trece panes iguales-. La única diferencia es la posición de las semillas, pero creo que incluso son las mismas cantidades.

-¿Y si es alérgico a una de estas semillas?- preguntó Ronin, muy alterado.

-Tranquilo enano- le dijo Thanatos, colocando su mano sobre el hombro del menor-. Cualquiera de esos está bien. Llévale los dieciséis panes y ya; a Mari no le gustan y a mi no me sirven; además, los hiciste para ellos, de seguro les encantará.

-Está bien- dijo Ronin, suspirando.

Miró el reloj en la pared y corrió escaleras arriba.

-¡¿Dónde están mis zapatos?!- gritó, desde su habitación.

-Junto a la puerta- contestó Thanatos, riendo, mientras empaqueta los panes.

-¡Gracias!- gritó el menor, corriendo escaleras abajo.

Se colocó sus zapatos y volvió al baño para acomodarse el cabello.

-¿Estoy bien?- preguntó.

Sonreí y lo abracé.

-Te desearía suerte, pero no dudo, se que lograrás tus objetivos- dije.

Thanatos le dio el pequeño paquete y Ronin salió de casa.

-De todas maneras aún faltan 35 minutos- dijo Thanatos-. Si que ese niño le mueve los cimientos.

-Se le ve bien así- dije.

-Te abrazaría, pero te llenaría de harina- dijo y me giré a verlo a detalle, confirmando lo dicho.

-Ve a bañarte- dije y asintió.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora