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-¿Preparado?- le pregunté a Kaito, quien chapotea con felicidad-. Muy bien, allí vamos.

Thanatos tomó a nuestro pequeño en brazos y salí del agua, transformándome y colocándome una bata para recibirle en brazos. Una vez fuera, empezó a mover sus manitas y sonreír, incluso sin estar sin la toalla mojada.

-Por ahora todo bien- dije, mirando sus anaranjadas uñas.

-El pequeño está de lo más bien, no se por qué te preocupas tanto- dijo mi vampiro, sonriendo desde dentro del agua por si es necesario volver a meterlo con rapidez.

-Su piel está comenzando a secarse- dije, con preocupación.

-Pero si se le ve bien y contento- dijo Thanatos, sonriendo y mostrando la lengua, mientras nuestro pequeño le imita.

-Tengo miedo por sus braquias- dije-. ¿Y si deja de respirar?

-Hasta ahora sigue respirando- dijo.

Kaito tocó mi rostro y sonrió.

Todo su cuerpo empezó a brillar y me asusté. Al instante, ya tenía piernas en vez de aleta y tenía un miembro reproductor masculino.

Thanatos cayó hacia atrás y miré asustada. Al segundo, volvió, sonriendo.

-Es hermoso- dijo y sonreí.

El pequeño empezó a llorar y lo abrigué con la bata, meciéndolo suavemente.

-Quizás al tocar el agua es cuando toma su forma de tritón- dijo y le miré sonriendo.

-Vamos a por ropa- dije-. No quiero que se enferme.

Thanatos salió del agua y se colocó su bata, quitándose la maya mojada para secarse con rapidez.

Gracias a que tiene el cabello atado, no se mojó y ahora no tardará en secarlo.

Fuimos a la habitación que diseñamos para Kaito, en donde hay una cuna y muebles con ropa, junto a una pañalera.

Le pusimos un enterito de color blanco con diseño de oveja.

-Es el hijo del príncipe de los vampiros y viste de oveja... Esto es irónico- dijo Thanatos, sonriendo con ternura.

-Es tierno- dije, acariciando a mi pequeño.

Le di su chupete, a pesar de que tenemos que remplazarlo muy seguido porque lo rompe con sus pequeños pero filosos dientes.

-¿Quieres ir al parque?- me preguntó-. Quizás tomar sol le hará bien.

-¿A los bebés vampiro se les permite tomar sol?- pregunté.

-A los vampiros en general no se les permite, yo ya estoy adaptado- dijo, con orgullo-. Y se que mi pequeño es todo un revolucionario, así que, estará bien. Cualquier cosa, lo colocamos en el huevito y los llevamos.

-No se qué clase de persona extraña le puso de nombre "huevito" a una silla para bebés móvil- dije-. Quizás sea porque los bebés salen de huevos y por eso les ponen en un lugar parecido a de donde nacieron.

-Es por la forma que posee la silla- me dijo Thanatos, casi riéndose-. Los bebés humanos nacen de vientre, no de huevos.

-Eso tiene sentido- dije-. Nunca vi a un par de humanos con un huevo en brazos.

Le acomodamos en la silla y tras cargar la pañalera, salimos de casa paseando tranquilos.

En poco llegamos a la cuidad y fuimos al parque de hace un tiempo.

Thanatos susurró algo que no entendí y me miró sonriendo.

-¿Qué pasa?- pregunté.

-Acabo de poner un par de guardias espirituales cerca nuestro para protegernos- dijo-. Es por nuestro bien.

-No era necesario, pero gracias- dije, besándole.

-¿Por qué no vas a los columpios?- preguntó, acariciando mi cabello-. Se que te gusta jugar ahí.

-Quiero estar con mi pequeño- dije, tomándolo en brazos.

Mi hijito mira todo su alrededor con gran emoción, ya que bueno, es la primera vez que lo ve.

-Pues puedes columpiarte con nuestro pequeño, pero no podrás volar- dijo.

Sonreí y asentí. Thanatos se quedó en la sombra de un árbol, observándonos con cariño. Fuimos a los columpios y me columpié suavemente, abrazando a mi hijo. Es como un muñeco de juguete de lo adorable y tranquilo que es, pero con la diferencia de que está vivo y es mucho más adorable cuando sonríe.

-¿Mari? ¡Que sorpresa!- dijo Dafne junto a Zuren-. ¿Qué haces por aquí?

-Vivo aquí desde hace un tiempo- dije, sonriendo-. ¿Cómo estás?

-Bien, bien- dijo, sonriendo-. Casi que compartimos lazo.

Reí junto a ellos.

-Casi, pero no- dije, sonriendo, abrazando a mi hijo-. Te presento a Kaito, mi hijo.

-Que bello que es- dijo ella-. Se parece mucho a Thanatos.

-Él es el padre- dije, divertida.

-¡Eso es genial!- dijo, con gran sorpresa-. Quién diría que es posible una hidridación.

-Es lo que pensaba antes- dije.

-¿Cuánto tiene?- preguntó Zuren.

-6 semanas- contesté y me miraron sorprendidos-. Si, crece mucho y muy rápido en poco tiempo.

-Es hermoso- dijo ella y miró a su pareja-. ¿Podemos tener uno? Mira lo adorable y tranquilo que es un tritón...

-Ya lo veremos- dijo él, divertido, abrazándola por arriba de los hombros-. ¿Y si mejor vamos a por un helado?

-Bueno, nos iremos... Hasta pronto- dijo Dafne y se fueron.

-Sigo creyendo que hacen una linda pareja- dijo Thanatos, sentándose en un columpio libre a mi lado.

-Lo mismo opino- dije y le di la manita a Kaito, que se la llevó a la boca y me mordió-. Creo que le dio hambre.

-En cuanto lleguemos a casa, comerá algo de papilla, no puede alimentarse siempre de tu sangre- repitió el vampiro mayor y asentí con la cabeza un par de veces.

-Tranquilo, no pasará nada malo- dije, acariciando la mejilla de mi pequeño que con gran esmero se alimenta de mi-. Aún no caigo en que somos padres.

-Llevabas un año y medio de embarazo, ¿cuánto más tiempo necesitas para acostumbrarte?- comentó, riendo divertido.

-Siento que para cuando termine el año ya será un niño hecho y derecho- dije.

-Al nivel de crecimiento que tiene, es probable, pero es normal- dijo, besando la coronilla de nuestro hijo, que se separó de mi dedo, lamiéndose los labios-. Es hermoso... Sus colmillitos son tan pequeñitos y destrozadores, es adorable.

Sonreí ante la sonrisa boba que hizo él, causando la risa de nuestro pequeño, quien aún tiene sus dientes manchados con sangre.

-Juana estaría orgullosa de verle así- dijo, sonriendo-. Cuando sea un poco más grande lo llevaré a casa de mis padres. Napomuceno estaba muy feliz por saber que la familia se expande.

-Y ni me imagino como reaccionará America al ver a Kaito- dije, meciendo a recién nombrado, quien cierra sus ojitos de a poco.

-¿Quieres que volvamos a casa?- preguntó-. Ya está por atardecer y cierto pequeño ya está dormido.

-Está bien- dije, levantándome del columpio.

Agarramos la sillita portátil que dejamos bajo el árbol y empezamos a caminar para volver a nuestro hogar.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora