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-¿Tu eres Marina, verdad?- dijeron un grupo de chicas, entrando al aula, acercándose a mi.

Ya habían finalizado las clases por el día de hoy y estaba esperando que Luciano me pase a buscar, como siempre.

-Si- dije, poniéndome nerviosa-. ¿Con quién tengo el gusto de hablar?- pregunté, repitiendo lo que Hunter me dijo que dijera si me habla alguien desconocido que me llama por mi nombre.

-Somos las mejores amigas de el dios de la muerte- dijo una rubia.

-Y queríamos saber qué relación tienes con él- dijo una de pelo rosa.

-Con todo respeto, si fueran sus mejores amigas, sabrían que soy- dije, con una sonrisa divertida.

-Te dije que no es una niñata fácil de engañar- las regañó una morocha.

La más bajita de todas, de pelo rubio y puntas celestes me miró emocionada. Parece ser de algunos años menos que el resto.

-Somos su club de fans... Y queremos comprobar si eres su novia- dijo.

El resto de las chicas golpearon sus frentes con sus manos, con expresiones de cansancio.

-No soy su novia- dije, riendo divertida-. Y me encanta tu pelo.

-Gracias, el tuyo también es hermoso...- respondió, feliz-. ¿Qué usas para teñirte?

-Es natural- dije y sonreí con cariño.

-Es muy bonito- dijo-. ¿Quieres ser mi amiga?

-Sería un honor- respondí-. ¿Cómo te llamas? Yo soy Marina, como ya saben.

-Me llamo Susana- dijo y estrechamos manos.

Segundos después, Thanatos apareció al lado mío, agarrando mi mano.

-Vamos- dijo, con un tono de voz neutro.

Las chicas suspiraron, colocando sus manos sobre su pecho o en la cara, tapando sus sonrojos.

-¡Nos vemos luego!- dije, ya llegando hacia la puerta.

Llegamos hasta el auto, en silencio.

-Hola. ¿Cómo les fue?- dijo America, quien está conduciendo.

Luciano empezó a contar su día. Thanatos me tocó el brazo y lo miré.

-¿Las conoces a esas chicas?- me preguntó.

-Hoy es la primera vez que las veo- dije-. Aunque Susana me cayó muy bien.

Él suspiró con cansancio.

-Esas locas me persiguen todo el rato. Se hacen llamar mis novias y piensan que algún día tendrán una oportunidad... Tuve que matarlas cuando tuve la oportunidad- dijo, mirando hacia la ventana.

-¡No vas a matar a nadie, jovencito!- le regañó America, mirando por el pequeño espejo que hay en la mitad del auto.

-No lo haré- dijo, de forma seria.

-Hijito, sígueme contando, te escucho- dijo la mujer y el pequeño niño siguió contando.

-¿A qué te refieres?- le pregunté a Thanatos, en voz baja.

-Un día salvé a Zoe, la rubia y a Alice, la que ahora está teñida de rosa, de que un grupo de hombres les haga algo malo y resultó al final que vamos al mismo curso- dijo y le miré sorprendida.

-Eso es algo hermoso de tu parte- comenté.

-No se si valió la pena... En esa época ellas tan solo eran unas niñas pequeñas, como de 8 años, en ese tiempo Susana no estaba con ellas- dijo él-. Susana es la hermana menor de Zoe. Ciara se unió al grupo en cuanto las conoció en clase.

-Sabes toda su historia... Te llevarías muy bien con ellas- dije, con una sonrisa.

-Sabes cual es mi problema... Aún así, no pienso relacionarme con ellas; ¡Están locas!

-¿Quién está loca?- preguntó America, mientras estaciona el vehículo-. Vayan a lavarse las manos y a comer.

-Está bien- respondimos los tres menores.

La charla se dio por terminada en ese momento, para hacer lo que America dijo.

_-_-_

-¿Hay alguna zona de agua profunda por aquí cerca?- le pregunté a Thanatos, en nuestra charla nocturna de siempre.

-Cerca cerca, solo está el mar, por donde has venido- dijo, con una pose pensativa-. Pero más allá afuera hay muchos otros lugares con lagos o aguas profundas.

-¿Podríamos ir?- pregunté.

-No lo se... Lo tendríamos que hablar con mamá- dijo, dudando.

-Vine para aquí para ver eso, así que... Bueno, nada. Eso- dije, sin saber como terminar la oración.

-Está bien... Luego hablaré con mamá para ver que hacer- dijo y sonreí.

-No te preocupes, yo le hablaré- dije-. Al fin y al cabo, es mi misión.

Un sonido muy aguado resonó dentro de mi cabeza, por lo que me tapé los oídos junto a Thanatos, a la vez que escuché un grito lastimero de un ser extraño.

Junto al sonido, había un brillo saliendo de mi armario y lo abrí con rapidez, para terminar con el sufrimiento.

La caracola estaba sonando. La coloqué junto a mi oído y escuché, logrando que deje de brillar y el ruido pare.

-Señorita Marina Kira Briseida, presente su reporte- dijo una voz masculina desde el otro lado.

Suspiré.

-¿Señorita Briseida?- repitió la voz.

-Por ahora todo va bien. Las costumbres son extrañas; los humanos siguen usando las vestimentas extrañas. He conocido más humanos, que parecen ser amables. Las comidas son deliciosas y voy aprendiendo cada vez más en el colegio- dije en mi idioma natal, siguiendo el reglamento.

-¿Ha encontrado otros lugares para vivir?- preguntaron.

-Por el momento, solo fuera del agua. La zona es agradable- dije.

-Siga investigando- dijo-. Y la próxima responda antes del llamado de emergencia. Recuerde que el reporte es cada dos o tres días, por lo posible.

-Está bien- dije y alejé la caracola de mi, para volver a guardarla.

-¡¿Están bien?!- gritó America, alterada-. Luciano estaba gritando, todo dolido.

-Era la caracola- dije y miré el suelo-. Lo siento, es mi culpa.

Ella me abrazó.

-Tranquila, cariño. Me alegra que estés bien- dijo y me dio un beso en la mejilla-. Bueno, vayan a dormir, que ya es tarde.

-Buenas noches- se despidió Thanato antes de irse.

-America...- le llamé y me miró-. ¿Es posible que vayamos hacia otras zonas con aguas profundas para que termine mi investigación?

-Luego lo veremos, querida... Ahora a dormir- dijo, para besar mi frente.

-Está bien- dije, sonriendo-. Buenas noches.

-Descansa.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora