-Mar... Despierta...- me susurró Thanatos, acariciando mis uñas.
-¿Qué pasa?- dije, abriendo un ojo, para verle.
-Recuerda que hoy hay las clases...- dijo el vampiro.
-No quiero ir...- murmuré-. Tengo sueño.
-Tus uñas están violetas, no están celestes por lo que no estás enferma... Vamos, tienes que levantarte- insistió.
-¿Para qué ir a un colegio humano? Ni siquiera soy humana- me quejé.
-Realmente no te sientes bien, ¿verdad?- dijo y besó de nuevo mi frente-. Fiebre no tienes. Llamaré a Didac a ver que pasa.
-Solo tengo sueño- me quejé.
-Vamos arriba...- me susurró al oído, en tono de amenaza-. O te voy a morder.
-Hazlo- dije, acomodándome de espalda, con la intención de volver a dormir.
Una perforación en el lado de mi brazo hizo que me sobresalte, despertándome de golpe, haciendo que se detenga.
-Ahora si, vamos, que llegaremos tarde a clase- me dijo Thanatos, besando mi frente antes de salir de la habitación.
Suspiré y me cambié de ropa, saliendo de mi habitación para ir a desayunar y empezar bien la mañana.
.-.-.
Estaba muy concentrada en pensar que no me di cuenta cuando un chico se sentó a mi lado. Lo miré y vi algo extraño en su mirada, algo agradable.
-Hola, soy Zuren Bernau- dijo el chico.
Su cabello es rojizo como el mío, de ojos verdes y bello rostro.
-Soy Marina Briseida- me presenté.
-¿Te gustaría ir a nadar al lago conmigo por la tarde?- me preguntó.
-Claro- dije, sonriendo.
Él se levantó y salió del aula sin siquiera saludar.
-¿Le conoces?- me preguntó Susana, quien se sentó frente a mi, dándome un leve susto porque no la vi venir.
-¿A quién?- pregunté.
-Al chico de recién... Estuve aquí durante toda la charla y ni me prestaste atención- dijo, divertida-. ¿Quién es? ¿Es tu novio? Parece ser mayor que nosotros.
-Se llama Zuren, lo acabo de conocer- dije, divertida por tu entusiasmo.
-Te invitó a nadar, ¿será que quiere verte en paños menores?- sugirió en un tono extraño.
-¿Pero qué dices?- dije, extrañada-. No hay nada de malo en ir a nadar.
-Luego me cuentas que pasó con el ceraza- dijo y le miré confundida.
-¿Qué cereza?- pregunté.
-El chico pelirrojo- dijo, con un tono obvio-. Nos vemos luego.
Se levantó de la silla y se fue.
La profesora ingresó al aula e inició la clase.
.-.-.
En cuanto terminamos de almorzar, fui al lago junto con Thanatos.
-Hey, Mar... Mírame un momento- dijo, deteniendo nuestra silenciosa caminata-. Estás algo extraña el día de hoy... ¿Pasó algo? Además, ¿por qué tanto apuro para llegar al lago?
-Hoy conocí a alguien en clase...- dije, mirando hacia un lado, sintiendo una presencia más-. Vamos.
Empecé a correr para luego sumergirme en el agua y nadar rápidamente hasta la parte más alta, en donde está el lago.
Un tritón de aleta violeta, cabellos rojizos y ojos verdes estaba en el medio del agua, con el torso fuera, mirándome.
-Llegaste- dijo y luego alzó un poco la mirada-. Y veo que vienes con compañía.
-¿Quién eres?- preguntó con un tono imponente Thanatos, desde la orilla.
Me acerqué al tritón.
-Lo siento- le dije a Thanatos, mirándole a los ojos, viendo miedo y enojo en ellos-. Pronto regreso.
Nos sumergimos en el fondo, para hablar con tranquilidad.
-¿Sientes lo mismo que yo?- me preguntó, mientras juntamos nuestras manos, viendo las uñas brillar a la vez, aunque más las suyas que las mías.
-Creo...- dije, algo confundida.
Él empezó a girar a mi alrededor, enroscándose como si fuera una serpiente a su presa, pero siempre mirándome a los ojos.
De él creció una cosa extraña de su abdomen, en el comienzo de las escamas.
Empezó a cantar una canción y la susurré a dúo.
-Alza tu voz, azulina mía...- dijo él-. Canta conmigo.
Intenté cantar un poco más, pero en mi mente no estaba la letra.
-Lo siento...- susurré, con algo de miedo.
Empecé a nadar lejos, escuchando como me llama y grita que me detenga para poder charlar.
Salí del agua, transformándome en humana y me lancé en brazos de Thanatos, llorando.
-Hey, ¿qué sucedió? ¿Qué te hizo ese?- preguntó, preocupado.
-Quiero ir con Didac...- murmuré, entre lágrimas.
-Vamos...- dijo él, alzándome en brazos-. Luego me cuentas que pasó.
.-.-.
-¿Estás seguro que nadie puede escucharnos en este lugar?- pregunté.
Estábamos nadando junto a Didac, en el sótano de su casa, en donde lo adaptó para que sea una piscina gigante.
-Completamente- dijo-. Thanatos no nos va a escuchar desde la sala... ¿Qué ha sucedido?
-Creo que encontré a mi destinado- dije y sonrió.
-Me alegro mucho de eso, pero por tu cara parece no haber sido algo bueno, ¿qué sucedió?- preguntó.
-Estábamos en el lago, intentamos hacer el ritual de apareamiento, pero no podía coordinarme con él- me quejé-. Es como si algo lo impidiera. Se que es mi destinado y él también lo siente, pero no lo logro comprender. ¿Por qué no pude seguir el canto? En mi mente estuvo la letra de la canción durante los primeros momentos, pero luego ¡puff! todo se esfumó y no me sentía bien.
-¿Qué hiciste luego de eso?- me preguntó.
-Salí nadando lo más rápido que pude y abracé a Thanatos que me esperaba en la orilla- respondí.
-Normalmente cuando una criatura se siente en peligro, puede atacar, defenderse o simplemente esconderse- dijo-. En el caso de esconderse, irán a donde se sienten seguros. ¿Entiendes a dónde quiero llegar?
-Si, me siento segura al lado de Thanatos, pero tranquilamente pude haber abrazado a America si hubiera estado allí- dije.
-No creo que sea una casualidad... Hablé con Mikael sobre el efecto de las mordidas y dicen que lo suelen hacer para indicar a quiénes quieren y así protegerlos contra otros vampiros, o algo así funcionan- dijo-. Quizás, al combinar la mordida en tu nuca con el ritual creaste un lazo único con Thanatos que no puedes tener ni con este tritón ni con nadie más.
-¿Osea que Thanatos es mi destinado?- pregunté, algo confundida.
-Así parece ser- respondió.
Me fui hacia una esquina de la gran piscina, haciéndome una bolita.
-¿Quieres que dejemos la charla por hoy y continuamos mañana?- me preguntó.
-No lo se...- dije, tirando de mis cabellos-. ¿Podemos continuar la charla con Thanos presente?
-Adelante- dijo.
Subimos a la superficie, para ir a la sala, en donde el vampiro nos espera.
Me senté sobre su regazo, dejando que acaricie mis uñas.
-Llamaré a Mikael para aclarar las dudas- dijo Didac, antes de irse, dejando una taza para mi.
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La Sirena Terrestre.
FantasyEl rey de la zona convocó a sirenas y tritones que estuvieran dispuestos a subir a la superficie para poder ver si hay más zonas habitables más allá de lo que podemos ver. Una sirena madre desesperada, ofrece a su hija y esta va a la zona terrestre...