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Llegamos al lago y dejé a mi pequeño en la orilla junto a Thanatos, para introducirme hasta las rodillas, transformándome, para dejarme caer hacia adelante, flotando en la superficie.

Mi pareja se quitó la remera para introducirse abrazando a nuestro pequeño.

Kaito se transformó al estar completamente rodeado de agua, nadando a mi lado y Thanatos sobre mi.

-Este lugar es lindo- dijo-. Aunque me gusta mucho más nuestra casita.

Sonreí y tomé su mano, para que la corriente nos lleve juntos.

-¿Aquí nadó siempre Kira?- preguntó y asentí-. ¿No te aburres de estar sola?

-Nunca estuve sola- dije y Thanatos me besó-. Mi vampirito favorito siempre estuvo a mi lado.

-¿Yo no soy tu vampirito favorito?- preguntó, haciendo un puchero y sonreí.

-Tu eres mi tritón favorito- dije.

-¿Y el abuelo?- preguntó-. ¿Faried no era tu tritón favorito?

Sonreí con melancolía.

-Mi padre es mi padre, siempre fue mi tritón favorito, pero ahora está mi hijito usando ese título- dije y lo acerqué a mi.

-¿Vamos a ir a visitar a los abuelos?- preguntó.

-No es mala idea ir a visitar a los abuelitos- dije, sonriendo.

-Si es que no están Luciano y Fernando solos en casa, si- dijo Thanatos.

-¿Por qué lo dices?- preguntó, con curiosidad.

-Eso, ¿por qué lo dices?- pregunté, con curiosidad.

-Cuando seas mayor te lo diré- contestó.

-Ya soy mayor- dijo-. Soy un niño grande.

-¿Y a mi?- pregunté.

-Tu ya deberías saber- dijo el mayor, riendo.

Fui hacia una de las rocas que sobresalen y dejé que Thanatos se siente allí, para atender a mi pequeño que quiso ir con su padre, por lo que este lo alzó en brazos, quedando ambos allí arriba.

-Ya regreso, iré a ver las profundidades- dije, antes de sumergirme a lo profundo.

Allí vi algo que no había visto antes, una pequeña casa al estilo marino.

Me acerqué de a poco y vi dos rostros conocidos.

-Hola- dije, al estar cerca de ellos.

-Hola Mari- me dijeron Dafne y Zuren, que acaban de comer un par de algas-. Hace mucho que no te veíamos, ¿qué tal has estado?

-Todo bien- dije-. Hace mucho que no venía por mi pequeño.

-¿Ya nació?- preguntó Zuren y asentí.

-Ahora está arriba con su padre- dije-. Aún no sabe nadar muy bien; es mitad vampiro por lo que es algo normal.

-¿Podemos verle?- preguntó Dafne, con una sonrisa.

-Claro- dije.

Nadamos juntos hasta la superficie. Cuando estábamos por llegar, Kaito se lanzó al agua, tapándose la nariz con una mano  estirando la otra hacia mi.

Nadé con rapidez para tomarlo en brazos y subirlo a la superficie.

-Kaito, pequeño, te presento a Zuren y a Dafne- dije y ambos asomaron sus cabezas.

-¡Son sirena y tritón!- exclamó, con gran emoción.

Me acerqué a la pareja, quienes miran con sus uñas rosadas a mi hijo.

La Sirena Terrestre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora