3. Épica pelea contra la Señora del Terror

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 ¿Cuál fue la razón de que Muma se quedará sin respiración nada más ver a la Señora del Terror? ¿Quizás era debido a que la apuntaba con una metralleta? ¿O puede que fuera por la vestimenta de dominatriz que llevaba puesto?

¡No! ¡No era nada de eso! ¡La única razón de su embobamiento era la carita de la Señora del Terror! A Muma le parecía de lo más adorable, dueña de una belleza traviesa. Labios respingones, nariz coqueta, cara redondeada y unos mofletes tan bien hechos y tan redondeados que a Muma le dieron unas ganas tremendas de darle unos pellizcos, suaves, claro está. Además, le chiflaba la manera en que llevaba el negro cabello: en dos coletas que le nacían de ambos lados de la cabeza.

Aunque, para ser completamente sinceros, a Muma no le gustaba nada aquel vestido de cuero que llevaba encima. Tanta aversión le provocaba que tuvo que luchar contra el instinto natural de arrancárselo a zarpazos y, si no lo hizo, fue por pura cortesía.

También estaba la cosa de que la apuntaba con una metralleta, acompañado tan mal gesto con una expresión en el rostro de quien se muere por apretar el gatillo. Ya es malo que alguien quiera matarte y es bastante peor que quiera hacerlo alguien con el que quieres acostarte.

—¡Muere, heroína! —chilló la Señora del Terror y le faltó una frase más para convertir a la pobre Muma en un colador.

—¡¿Pero por qué me quieres matar?! —aúllo Muma.

La Señora del Terror puso los ojos en blanco y bramó:

—¡Duh! ¡Tú eres la heroína y yo soy la villana! ¡Está escrito que nos vamos a tener que pegar de leches hasta que una muera!

—¡Pero yo no te quiero matar! ¡Y no soy ninguna heroína! —vociferó Muma, el sudor de puro terror le cubría la frente.

La Señora del Terror frunció el ceño.

—¿Eh....? ¿En serio? ¡Pero si Zaltor me dijo que viniste aquí para liquidarme!

—¡Zaltor! ¡¿Quién es en realidad ese idiota?! —preguntó Muma.

La Señora del Terror se mordió ligeramente el labio inferior.

—Pues yo no lo sé muy bien. Mira, no soy de por aquí: hace un tiempo iba caminando por la playa y me atropelló un camión. Después aparecí en una sala blanca y me encontré con Zaltor. ¿Tú lo conoces?

—¡Claro que lo conozco! A mí también me atropelló un camión, ¡y ese cabrón me dijo que lo que tenía que hacer yo era matarte a ti!

De la pura sorpresa, la metralleta resbaló de las manos de la Señora del Terror y, por la sorpresa que se llevó, pegó un disparo que le dio un árbol, el cual lanzó un breve quejido de dolor.

—¡¿Eeehhh?! Entonces... ¡¿Por qué me dijo que nos teníamos que cargarnos la una a la otra?!

—Supongo que le parecía divertido, los dioses son así: se aburren y, como no tienen otra cosa que hacer, juegan con nosotros —dijo Muma, inventando y acertando.

La Señora del Terror no tuvo ningún problema en creérselo, su carita bonita se puso colorada de la pura rabia que sentía.

—¡¡Menuda rata traidora!! ¡Pues a mí no me gusta nada de nada que jueguen conmigo! Ya está, no te mataré a ti, sino que me lo voy a cargar a él.

—Yo también quiero encontrarlo, ¿te importa que vayamos juntas? —preguntó Muma.

La Señora del Terror asintió con la cabeza.

—Bueno, ¿por qué no? ¿Dónde podemos buscarlo? No tengo ni idea.

—Ni yo, pero mientras lo pensamos podríamos hacer otra cosita —dijo Muma, dibujando una sonrisa con su gran boca de hipopótamo.

—¿Hummmm? ¿Qué cosita? —preguntó la Señora del Terror, ladeando la cabeza hacia un lado. 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora