Nada más ver cómo el horrendo monstruo escapaba por la puerta de la heladería, Muma soltó un chillido de alegría y se lanzó sobre Nuna para darle un fuerte abrazo.
—¡Nuna! ¡Estás a salvo! —chilló, muy contenta por el hecho de que la morena no se hubiera quedado descabezada y con sus bonitas coletas tintadas de sangre. ¡Eso sería completa y absolutamente imperdonable!
—¡Pensé que me moría! ¡Pensé que me moría de verdad! —vociferó Nuna, la cual temblaba como un pajarillo. Era bastante normal, ¿no estarías tú haciendo lo mismo si un monstruo estuviera a milímetros de arrancarte la cabeza?
—¡No hace falta que me lo jures! ¡Qué bien, qué bien que estés bien! —gritó Muma y le plantó un besazo en los labios a Nuna, uno que le sentó de maravilla: estaba genial estar viva, sobre todo cuando estuviste a punto de morir.
Por toda la emoción y después del beso, Nuna tuvo que sentarse en una de las sillas. Continuaba con el tembleque y estaba segura de que tendrían que pasar unos cuantos largos minutos más para que parase.
—¿Pero cómo pudo ser posible...? —preguntó Nuna, bastante confundida por lo sucedido —. Que yo sepa no tengo ningún poder mágico como ese, antes tenía una metralleta y mi vestido de cuero... ¿Pero lanzar rayos...? ¡Eso es completamente nuevo!
Muma asintió con la cabeza y utilizó la máquina de pensar que tenía guardada dentro de su cabeza.
—Quizás sean nuestras coronas de margaritas, ¡quizás ese sea su poder! —exclamó Muma, entusiasmada por la idea de tener una protección tan buena. De esa manera, no tendría que preocuparse demasiado por meterse en sitios peligrosos. ¡Y puedes estar seguro de que pensaba meterse en sitios de esos!
—¿Eh...? ¿Nuestras coronas? —peguntó Nuna tocándose la cabeza: allí llevaba con orgullo aquel modesto sombrero y, a pesar de que pasó una semana desde que consiguieran las coronas de margaritas de la isla solitaria, no se habían podrido. Continuaban tan espléndidas como el primer día.
Muma asintió con la cabeza.
—Sí, sí... ¿Qué otra cosa podía ser? ¡Seguramente sean Reliquias que tienen el poder de protegernos de cualquier daño o algo así! ¿No? —preguntó Muma y Nuna asintió con la cabeza, súper convencida de lo que decía la rubia.
—¡Tiene que ser eso! ¡Pero no quiero comprobarlo! ¡Qué pasé mucho miedo! —dijoNuna y apenas cerraba los ojos, apenas veía aquella tremenda mano cayendo sobre su cabeza.
—Claro, pero siempre viene bien tener algo así. Quién sabe con cuantos peligros nos encontraremos a medida que naveguemos por el Archipiélago —dijo Muma.
Nuna escuchó un crujido detrás de ella y se estremeció, seguro de que se trataba del mismo monstruo que venía a darle venganza. Pero cuando giró la cabeza hacia atrás no vio al monstruo peludo por ninguna parte. En cambio, algo extraño sucedía con las estatuas de los aprendices de Ooh. Tanto en una como en la otra, habían aparecido una serie de grietas que no dejaban de aumentar.
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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...