Somat y Naida regresaban al cuartel, por las calles oscuras de Acudid que a esas de madrugada ya no estaba animada por las risas y los gritos. Dormían las habitantes, dormían su sueño de arco iris que pronto se desplomaría enseñando una terrible realidad.
Naida, con los labios apretados, se encontraba sumido en un silencio: le gustaba la libertad de vivir como una túnica Violeta, aun siendo estés los más oprimidos de los colores, le repugnaba la idea de regresar a la vida en el Castillo Paleta, pues ser una princesa significaba cortar de tajo aquella nueva libertad.
Pero su madre, a la que quería y odiaba, corría el peligro de acabar asesinada. ¿Qué debía hacer, permanecer ciega y muda, o regresar a colina de su falda para contarle todo lo que había averiguado? Aunque seguramente eso significaría la muerte de Nadría y, puede que de rebote, la de Somat.
—¿Por qué no quieres que ella muera? —La voz de Somat sonó clara en la noche y ella se sobresaltó, observó su rostro medio oculto en la oscuridad, iluminado vagamente por las farolas de aquella larga calle.
—¿De quién estás hablando? —le preguntó Naida, temiendo que el revolucionario supiera de quién se trataba. No quería que el aprecio que él sentía por ella se trastocase, mutase a algo feo y que se viera obligado a utilizarla para conseguir sus planes de derrocar al régimen monárquico.
—De la reina, tu cara cambió cuando Nadría contó su plan. ¿Por qué no quieres que muera? —preguntó de nuevo Somat y, en parte, Naida se alivió al descubrir que él no había descubierto su verdadera identidad.
—No sé... no me gusta la violencia, ¿no hay otras maneras? Tiene que haberlas... —dijo Naida.
Somat se quedó en silencio, segundos que se hicieron eternos.
—Puede, pero si esto funciona, si matamos a la reina... Será más fácil y más limpio, sin ella la monarquía sufrirá una gran pérdida —dijo Somat, sus palabras sonaron duras a los oídos de Naida.
—¿Y qué hay de la princesa? —pregunto Naida.
—¿Qué hay de ella? Será una reina débil, no tiene experiencia y no creo que vaya a ser capaz de mantener la monarquía con vida. Y si matamos a una reina, siempre podemos matar a una segunda... hasta que no quede ninguna —comentó Somat, su cara perfilada por la oscuridad mostraba una faceta dura, cruel... Naida se estremeció, preguntándose si él la mataría si descubriera su identidad.
En esos momentos, fue cuando Naida supo lo que tenía que hacer: volver al castillo y contarle todo a su madre, por lo menos lo que respectaba a su futuro asesinato, siempre podía omitir algún que otro nombre, alguna que otra información.
Pero no podía permanecer de brazos cruzados permitiendo que aquel plan se llevara a cabo, por mucho que le gustaba su nueva libertad, por mucho que le gustara estar al lado de Somat.
—Por fin te he encontrado, princesa —dijo una voz suave, que provenía del corazón de la oscuridad.
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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...