—Nunanejo no es mi mascota, es mi novia —anunció Muma, sin pensar demasiado lo que acababa de decir y sobre quién lo acababa de decir.
—¿Perdona...? —preguntó el brujo Antonio, ensombrecido el rostro mientras observaba a la coneja, que se encontraba al ladito del pie izquierdo de Muma, bien obediente ella, pues no había escapado a las profundidades de la naturaleza que tanto llamaba su atención.
—¡Oh, no, no, no! ¡No es lo que piensas, por Dios! Nunanejo en realidad no es una coneja, es una humana, pero se comió un caramelo mazo raro del Butfais y se convirtió en esto... —dijo Muma con rapidez, poniéndose nerviosa porque todo lo que estaba diciendo le sonaba un poco raro.
—Comprendo... —dijo Antonio, pero por la expresión de su rostro daba a entender que entender lo que se dice entender, mucho no entendía.
—Es cierto lo que digo, vamos... Me dijeron que en esta isla me podían ayudar, que había una bruja que podía devolverme a mi Nunita... —Muma puso cara de pena, un poco falseada, pero quería ganarse la simpatía de Antonio después de haber sugerido que practicaba el bestialismo.
—¿De verdad te dijeron eso...? Yo... si te soy sincero, no conozco a nadie aquí que tenga ese poder. Sí, somos brujos y brujas, pero no tenemos ni idea de cómo transformar personas en animales y viceversa —dijo Antonio, con rostro compungido por el hecho de estar destrozando las ilusiones y esperanzas de la joven Muma, que ya se le veía que la expresión de tristeza pasaba de ser falsa a verdadera por el brillo acuoso de su mirada, indicativo verdadero de que estaba a puntito de echarse a llorar.
—Pero... pero... me dijeron... que aquí vivía... una bruja que se llamaba Seren... —musitó Muma, aguantándose las ganas de derramar lágrima viva porque ella no era mucho de desentrañar ese tipo de sentimientos en frente de extraños.
—¿Seren...? ¿La bruja del árbol? —preguntó Antonio.
—Supongo... ¿Cuántas Seren viven aquí?
—Yo... no diría exactamente que esté viva ni tampoco muerta —dijo el brujo y Muma odió profundamente que no explicase que quería decir con eso y la dejase en la espera indignada e incluso más porque el varonil brujo no decía nada, sino que la miraba con una expresión que no sabía si era o dejaba de ser.
—¿Podías explicar, por favor, a qué te refieres? ¿Es ella también una liche como el Rey Nigromante? —preguntó Muma, conteniendo la furia que quería refulgir en su voz, pero con miedo a ofender al brujo ató sus riendas.
Una carcajada de Antonio alivió un poco la tensión del ambiente.
—¡Oh, no, no! No es una liche, pero como que desde hace muchos años está clavada a un árbol por una espada... Y a nadie se le ocurrió la manera de liberarla. Es decir, puede que si alguien logre quitarle el arma reviva, eso es lo más seguro, pero por el momento... Ni idea —dijo el brujo, encogiéndose de hombros.
—Puta mierda... —dijo Muma.
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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...