Los túnicas Azules pararon el avance y si miraron los unos a los otros, confusos por el arrebato de furia de la mujer. Normalmente, la gente a la que pretendían detener se mostraban demasiado atemorizada como para intentar pelear.
El viento soplaba en el callejón de la Brisa Somnolienta, una rata mordisqueaba un trozo de queso y el sonido de una televisión se escuchaba desde la ventana abierta de una casa. Un hombre mayor de túnica verde asomó la cabeza y miró como los túnicas Azules observaban con cautela a una chica rubia de boca grande y un palo en las manos.
Cerró la ventana, lo mejor era no involucrarse.
—Extranjeros... Todos vosotros sois basura, ¿por qué venís a nuestra isla a causar problemas? —dijo un túnica Azul y escupió en el suelo.
Hizo ese comentario a pesar de que el turismo era una fuente de ingresos bastante importante para la isla de Asli. Aunque claro, también hay que contar con que Muma era más pobre que una rata.
—¡Yo no pretendía causar problemas! ¡Fue el idiota de vuestro amigo que alargó el cuello de una forma muy rara y me asustó! —chilló la mujer de la boca de hipopótamo y esa era la verdad, pero expresiones de pareja incredulidad se dibujó en los rostros de todos los azules.
—Seguramente seas una terrorista de los Conejos Rosas que vino a nuestra isla para intentar derrotar a la Reina Multicolor —fantaseó uno y, tan pronto escupió las palabras de su boca, tan pronto se convirtieron en la verdad.
Los demás murmuraron entre ellos, diciéndose que eso tenía bastante sentido.
—Pero qué conejo ni que niño muerto... —dijo Muma, pero bien entendió la palabra terrorista: la perspectiva de acabar de nuevo en la horca se balanceó sobre su cabeza.
—Farlae tiene bastante coco, seguro que gracias a su inteligencia e ingenio fue capaz de descubrir tu verdadera identidad —aventuró un azul y, tan pronto soltó tal tontería, todos los demás asintieron con la cabeza.
Farlae no era inteligente ni ingenioso, de serlo posiblemente no hubiera sido un azul.
—¡¡Yo no soy ninguna terrorista!! ¡¡Eso son fantasías!! —chilló Muma y el palo que tenía en las manos temblaba provocado por el miedo instalado en el estómago.
El cerebro le regaló una imagen mental de su hermoso cuerpo colgado de un árbol.
—Un momento... sabía que su cara me sonaba. ¿No es ella la Mujer de la Boca de Hipopótamo? ¡Es una secuaz de la Señora del Terror! —gritó otro azul, entusiasmado por aquel descubrimiento.
—¡Señora de mi coño bendito, panda de imbéciles! —aulló Muma y tuvo la tentación durante unos segundos de lanzarse hacia delante y clavarle el palo en el ojo a cualquiera de ellos. No lo hizo, pero a cada segundo el deseo crecía y crecía.
—Entonces está clarísimo: ella es una terrorista. A nadie le importará que machaquemos su cuerpo un poquito... —dijo un azul sonriendo siniestramente.
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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...