152. El tiempo se agota

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 La reina recién había entrado en el Restaurante errante y Muma observaba desde la sombra de un callejón, indecisa de cómo actuar. A pesar de que la mismísima monarca se encontraba en el interior de la casita de Tunante, no había demasiada seguridad: solo dos azules en el exterior.

Muma pensó que quizás había ido de incógnito, pues el carruaje del cual había salido no era lujoso, sino uno normal, semejante a algunos que había visto navegando por las calles de Acudid.

—Debí haberla parado antes de que entrase —se dijo Muma, nerviosa, sin saber cómo actuar.

¡Y no quedaba demasiado tiempo, en cualquier momento podía escucharse el fatal disparo y adiós reina, adiós a la posibilidad de devolver a Nuna a su estado original! Nunanejo asomaba la cabecita negra por el borde del bolso, a ella no parecía importarle demasiado continuar siendo una animal, aunque que iba a saber ella que solo era una coneja.

—¡Tengo que hacer, tengo que hacerlo ya! —gritó Muma armándose de valor y salió del corredor, dirigiéndose a los dos azules que guardaban la puerta, uno de ellos bosteza y el otro se rascaba la nariz.

El paso, primero decidido, pronto fue a menos, indecisión en la mente y en el cuerpo. No podía dejar de pensar como aquellos dos desenvainarían sus porras y comenzaban a darle de lo lindo, golpe tras golpe tras golpe. Pero pese a las siniestras ideas que giraban en su mente, Muma no se rindió y continúo caminando hacia delante, a pesar de que quizás solo fuera producto de la inercia de la situación.

—Hola —le dijo el azul que antes bostezaba, mirándola con curiosidad.

—Hola —contestó Muma e intentó entrar, pero antes de que pudiera hacerlo el azul que antes se rascaba la nariz le dijo:

—No puedes entrar, compañera. Ya hay suficientes azules protegiendo a... bueno, ya sabes quién está ahí.

—Sí, sí que lo sé y por eso mismo debo entrar de inmediato... Tengo información, se la saqué a una integrante de Conejo Rosa llamada Micaela. Ellos... ¡Ellos quieren asesinar a la reina! ¡Y lo harán si no me dejáis entrar! ¡Es urgente! —dijo, con la mirada anhelante en dirección a la puerta, con las ganas tremendas de entrar, pero pensaba que si actuaba con violencia se le notaría sospechosa y todo acabaría mal para ella y su querida Nuna.

—¡¿En serio?! ¡¿A qué estamos esperando?! ¡Hay que entrar! —gritó el azul que antes bostezaba y Muma lanzó un suspiro de alivio, parecía que ellos dos confiaban en cualquiera que llevara una túnica de su mismo color azul.

Sin decir ni una palabra más, Muma entró en el interior del Restaurante errante, pero, ¿lograría salvar la vida de la reina? ¿Recuperaría a su querida Nuna? ¿O todo su esfuerza sería en vano? 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora