Las carcajadas inundaron el estudio de Soalfón, estridentes como cuchillos arañando una pizarra. Caían y caían y caían sobre él, ahogando su corazón en un mar de miserias y toda la desesperanza se arraigaba en su interior y no quería salir. Los rostros de las bellas mujeres violadas por los bruscos trazos de su mano, imposible que de allí saliera nada de belleza, nada que fuera bueno, nada de verdad. Desde siempre lo supo, él no era nada más que un farsante, alguien que soñaba con volar por el cielo, pero sus pies se hundían en el fango y a cada paso que daba se hundía más y más y más y más. Sentía la humedad, una de la cual era imposible acostumbrarse, pringándole el estómago y subía y subía y subía. Pronto se ahogaría y moriría, para ser olvidado para siempre jamás y todas sus obras serían comidas por el tiempo. Y ellas, sus víctimas colgadas en las paredes, se reían sin misericordia de ese futuro que ya estaba grabado en piedra. Se reían con crueldad, queriendo hacer daño, clavándole las letras en la piel, haciendo que sangrara, que llorara, que sangrara y llorara. Un ataque de rabia, sintió que no se merecía aquello, se lanzó sobre los retratos y los arrancó, los hizo pedazos, aquella pared de la vergüenza fue violentada, desnudada, violada y al final quedó blanco impoluto, despojada de los vanos intentos del mal llamado pintor conseguir crear algo. Pero era imposible, nada de lo que salía de sus manos merecía la pena, tenía la misma calidad de lo que salía de su ano. En el suelo un mar de papeles destrozados, cuerpos de mujeres descuartizados, bocas congeladas en sonrisas falsas, ojos apagados de nula vida, piernas redondeadas, pechos sin parejas, traseros sin belleza... Y él era el asesino, pero también sintió alivio al descubrir que había silenciado aquellas voces horrendas, aquellas risas penetrantes, por fin podría pensar en paz... no obstante eso también era malo, porque sus pensamientos era una vorágine insalvable en cuyo centro se encontraba un pesimismo construido con una negra impenetrabilidad y él se dirigía hacia allí y era imposible escapar, nunca lo lograría hacer, se ahogaría, moriría, toda su vida había sido un esfuerzo inútil que lo llevaba hacia la muerte y al olvido. En el centro de la habitación se encontraba el retrato de Muma, el cual había supuesto de que se trataría de su obra maestra, pero solo había sido una quimera. No era mejor que los demás, seguía siendo una mierda. Apuñaló el cuadro con un cuchillo, lo apuñaló con rabia y en silencio, con las lágrimas corriéndole de los ojos. De las heridas abiertas en el lienzo manó una sangre espesa, salió expulsada sobre él, manchándole el rostro, el pecho desnudo, aquellos pantalones blancos, antes impolutos, ahora cada vez más empapados de sangre. Al final, el cadáver del cuadro cayó ensangrentado al suelo acompañado al resto de sus víctimas.
Fue ahí cuando nació la idea.

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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...