51. La bofetada fue inmerecida

24 6 32
                                    

 La bofetada que Muma le dio al hombre pálido sonó como un látigo y le dejó una buena marca roja en toda la mejilla. Él la miró con unos ojos vibrantes de los cuales cayeron dos lágrimas y la rubia se sintió un poco mal, pensó que quizás se había equivocado. Aquella no era la primera vez que dio una bofetada inmerecida y seguramente tampoco sería la última.

—¿Por qué has hecho eso? —le preguntó su víctima con la mano sobre la marca de la mejilla.

—A ver... Lo que me estabas diciendo sobre tu amo... ¿Qué quiere exactamente de mí? ¿Quiere acostarse conmigo y darme dinero o qué? —le preguntó y lo más seguro es que quizás esa pregunta la debió de haber hecho antes, pero Muma no era de las que se guardaban las bofetadas.

El hombre pálido la miró atónito.

—¿Qué...? No, no es eso... Él es pintor... a veces me envía a buscar modelos por las calles... ¿De verdad creías que...? ¡Él nunca haría eso!

—¿De mí? ¿Una pintura? —preguntó Muma con la boca abierta, le parecía raro que alguien quisiera hacer un cuadro de ella, pero la idea hacía que su corazón le latiese rápido —. ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Eso es completamente diferente! Oye, perdón por el sopapo... Me llamo Muma, ¿y tú?

—Goedi... Entonces... ¿Estás interesada? —preguntó con una voz que le temblaba al punto del lloro y Muma no podía dejar de sentirse mal, odiaba eso porque no quería asociar sus bofetadas a sentimientos negativos.

—¡Claro que quiero ser inmortalizada por un pintor! ¿Qué clase de criatura no lo querría? Además, si gracias a eso puedo comprarme el lazo rosa para Nunanejo... ¡Mejor que mejor! —vociferó Nuna y una sonrisa temblorosa apareció en el rostro de Goedi.

—¡Qué bien! ¡Estoy seguro de que el amo estará contento! ¿Podría ser ahora? A no ser que tengas nada qué hacer...

Muma le echó una mirada al lazo rosa y se mordió el labio inferior, no se había olvidado de que había ido a la isla, específicamente para encontrar a la bruja Serren. ¡Pero de verdad que quería aquel lazo rosa para que Nunanejo quedara cuquísima! Además, los pintores son seres sociales, así que pensó que era bastante posible que supiera algo sobre el paradero de la bruja.

—¡Pues claro que sí! No tengo nada qué hacer ahora mismo... ¡Vamos, llévame con ese pintor! —exclamó Nuna y en su mente corrían ideas sobre un retrato que se convertiría en una obra de arte. Quizás hasta acabase en un museo y fuera objeto de estudio por críticos de arte futuristas. 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora