Durante unos segundos, Naida tuvo el deseo de no contestar y dejar a su madre con la palabra en la boca. No quería verla, quería que sufriera, tal y como ella lo había hecho durante largos años, aburridos, grises, encerrados, de una existencia miserable siendo menos que nada. Como princesa sin haber pasado la Coloración, ni siquiera tenía cara. Solo era una palabra que todavía no había sido pronunciada.
—Entra... —dijo al final Naida, no por ser una buena hija, sino debido a que pensó que quizás podría hacerle más daño con palabras, no con silencios. No fue un pensamiento duradero, solo un chispazo de maldad que relució en su mente durante unos instantes.
La razón de que no durara demasiado fue ver el estado de su madre, tenía los ojos hinchados y rojos, de tantas lágrimas vertidas. Se reflejaba en ella una inseguridad y debilidad que nunca antes había visto, normalmente la reina Serren era regia y dominante que en vez de llevar una cara, portaba una máscara.
Pero en esos momentos, sin llevar puesto al túnica multicolor real, sin estar embellecida por el uso de los maquillajes... era como si le quitasen capas y capas de artificialidad a la figura de su madre y solo quedase la mujer, la persona. Frágil, como todos nosotros, triste y miserable, pálida y temblorosa.
El cabello negro y revuelto le caía sobre los hombros, rodeaba una cara tan pálida como la de Naida y con unos rasgos similares, solo que más maduros. Eran bastante parecidas y, en esos momentos que la reina no era tal, sino mujer y madre, lo era incluso más.
—Mamá... —murmuró Naida, ella no se esperaba verla así porque antes que madre, ella siempre había sido reina. Distante como la luna y tan fría como ella, de una belleza que no se podía tocar, que no calentaba. Ni siquiera para ella ni siquiera para su hija.
—Hija... —dijo ella, rompiendo la expresión en un sollozo, bajó la cabeza como si estuviera avergonzada de sus propios sentimientos —. Estaba muy preocupada por ti, pensaba que te habían secuestrado...
Nadia estaba conmocionada por ver las lágrimas silenciosas cayendo por el rostro níveo de su madre, nunca antes la había visto tan humana. O quizás sí, quizás en la distante infancia hubo ocasiones en las que ella se comportaba como una madre, recuerdos medio olvidados en que brillaba como el sol, en que sinceras sonrisas regalaba.
—Mamá... —repitió Naida y sintió como las lágrimas también caían por sus mejillas, no se había imaginado que le fuera a causar tanto dolor a su madre, pensaba que simplemente se encogería de hombros y diría: "No hace falta preocuparse, ya aparecerá".
Abrazó a su madre, ya arrepentida por su pequeña aventura. Ambas lloraron juntas, en aquella habitación fría, de colores azules y por primera vez en mucho tiempo, fueron hija y madre.
—Lo siento... no debería comportarme así. Soy la reina... —dijo Serren, nada más separarse.
—Tengo que contarte algo, mamá... —dijo Naida.
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Muma I (Finished)
ComédieUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...