164. El que tiene voca se equiboca

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 La sala de comunicaciones del Restaurante errante no era demasiado grande, pero el tamaño realmente no importaba, pero quizás sí el de la pantalla que había sobre un escritorio. Butfais se sentó en una cómoda silla y sus dedos comenzaron a moverse a toda velocidad por el teclado entretanto Muma miraba con desconfianza aquel nuevo lugar que daba la sensación de que había surgido de la nada, pues a pesar de que había investigado cada rincón de la casita con anterioridad, nunca antes se había encontrado con la sala de comunicaciones.

—¿Y también habrá creado Tunante el ordenador este? —dijo para sí misma, preguntándose hasta qué punto llegarían los poderes de la rebelde tortuhogar.

De pronto, la pantalla se iluminó y allá apareció la futura emperatriz de los dholorianos, sentada en su gran tono de color morado, formas duras y rectangulares, rígidas y, a decir verdad, un tanto aburridas. Mismo sentimiento se veía en Mhala Shora, pues bostezaban sus labios pintados de púrpura y sus ojos, de párpados negros, parpadeaban con pintas de estar a punto de caer en el sueño.

—¡Mhala Shora! ¡¿Se puede saber por qué me engañaste?! —aulló Muma, antes de que Butfais tuviera tiempo de soltar un hola, ¿cómo estás?

Un respingo, gesto de sorpresa en el rostro de la futura emperatriz y observó a Muma.

—¿Yo engañar? ¡Nunca harría algo semejante! ¿Por qué me rebajarría para engañar a una mera Muma? Oh, hola, Butfais, mi más aguerrido guerrero —dijo dándose cuenta de la presencia del estoico dholoriano.

—Hola, ¿cómo estás? —soltó Butfais.

—¡Dijiste que la bruja Serren de la isla Asli podría hacer que Nunanejo fuera humana de nuevo! ¡Pero Serren no es bruja, es reina y no tiene ni idea de cómo devolver a su estado humano! ¡Exijo una explicación! —chilló Muma y Mhala Shora asintió con la cabeza.

—No has seguido mis indicaciones, Muma. No dije la isla Asli, dije la isla Alsi. Y tampoco mencione a ninguna bruja Serren, sino a una bruja Serren —comentó la futura emperatriz.

Butfais asintió con la cabeza.

—Oh, ya entiendo. Por el acento fingido de mi emperatriz es fácil ver cómo has caído en esa equivocación. Mamu, en realidad no es la bruja Serren la que tienes que encontrar, sino la bruja Seren de la isla Alsi —explicó el guerrero.

—¿Acento fingido? —escupió ofendida Mhala Shora.

—¿Pero qué me estás contando...? —comentó Muma y se desinfló en el momento al darse cuenta de que había ido a la isla equivocada buscando a la persona equivocada.

—Mhala Shora... —murmuró Nadría, que se encontraba en el corredor observando a la impotente futura emperatriz de los dholorianos. Su corazón comenzó a latir con más fuerza y sintió el vértigo del amor en el estómago, un nerviosismo incipiente que solo crecería más y más.

De pronto, la única mujer que sintió que existía era ella y nadie más, y tenía que conocerla. Antes ni lo habría soñado, pero ahora era el salvador de la monarquía de la isla Asli. 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora