108. Hazlo

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La conversación entre Naida y Somat transcurría a las mil maravillas, de tal manera que, por unos momentos, hasta el chico revolucionario se olvidó de su misión de derrocar a la monarquía y solo tuvo espacio en el cerebro para la carita pálida de la princesa.

Pero todo sueño tiene su fin y la relación que parecía nacer entre los dos pronto terminaría, convirtiéndose en cenizas de un sueño infructuoso. La campana que marcaría el fin sería la aparición de Nadría, que surgió sonriente y sudoroso de un grupo de personas. Se sentó en la mesa y, antes de decir palabra, le dio unos largos tragos a la jarra de cerveza que tenía delante de él.

La expresión la tenía cargada de emoción y la mirada febril que era capaz de observar un futuro maravilloso, un futuro en dónde proporcionaría la justicia del pueblo a la tiránica reina y se convertiría en un héroe de revolución. De ser así, hasta puede que Naida la mirase con otros ojos, con esos mismos ojos con los que observaba embelesada a Somat.

—Chicos, chicos... ¡Ya sé por qué el destino me ha dirigido hacia este sitio! —exclamó, pero no obtuvo más que miradas opacas de la parejita, que preferirían seguir hablando entre ellos, que prestar atención a aquella tercera persona, tristemente innecesaria.

—¿De qué se trata? —gruñó Somat, sacándose un cigarro de la cajetilla.

Tal gesto no le gustó a Naida porque no quería que los besos supieran a tabaco, fue un pensamiento involuntario y nada más darse cuenta de esas pretensiones ocultas, se puso completamente roja y bajó la mirada a sus manos, que aferraban la tela violeta de su túnica.

—He escuchado una noticia interesante, parece ser que dentro de una semana va a haber una exhibición de arte en este local... y la reina va a acudir —anunció Nadría y la sonrisa se le ensanchó en la cara al ver como el interés surgía en el rostro de su amigo y antes de que este tuviera tiempo de decir cualquier cosa, el pelirrojo continúo hablando —: Y se me ocurrió un plan: he estado investigando la taberna y encontré que debajo del suelo hay un espacio donde una persona puede esconder. ¿Sabéis lo que voy a hacer? Me meteré ahí mañana por la mañana antes de que salga el sol y permaneceré toda la semana escondido... y cuando sea la exhibición de arte, saldré con el rifle que tenemos en el cuartel y la acribillaré a balazos. ¿Qué pensáis, no es genial?

La preocupación pasó por los rasgos de Naida, antes eran solo conversaciones e ideas, pero en esos momentos la muerte de su madre era algo real. Miró a Somat, con la esperanza de que él le dijera a Nadría que era una idiotez, que eso no se podía hacer, que era mejor buscar otras maneras de desatar la revolución.

—Está bien, hazlo —dijo Somat.

La decepción en Naida fue palpable. 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora