30. Trabajo en grupo

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 —¡Sí! ¡Nosotros matamos al monstruo! —dijo Ooh con el pecho henchido por el orgullo.

Desde pequeño, adoraba las historias de héroes que peleaban contra monstruos para salvar la vida de la gente inocente y le parecía maravilloso tener la oportunidad de hacerlo de verdad y no solo en su imaginación.

—¡Muchas gracias, muchas gracias por salvarnos! —chilló un hombre con los ojos anegados por las lágrimas y se acercó a él para estrecharle la mano.

—No ha sido nada, no ha sido nada —dijo Ooh, ruborizado por las miradas de admiración que le lanzaba el grupo de pueblerinos que se encontraba en frente suya.

—¡Yo también ayudé! ¡Qué el monstruo estuvo a punto de matarme, pero mi corona de flores hizo no sé qué cosa y le rompió las dos manos! —vociferó Nuna, apareciendo súbitamente por detrás de Ooh, anhelando un poco de la admiración que la multitud le estaba dando al viejo.

—¡¿De verdad?! ¡Muchas gracias a ti también! —chilló una mujer de la primera fila y le dio un fuerte abrazo.

A Nuna le gustó ser admirada, era un cambio bastante agradable porque cuando era la Señora del Terror lo máximo que sentían por ella era desprecio y miedo e incluso una vez una vieja le escupió en la cara y le atizó con su bastón.

Para ser sinceros, Nuna nunca quiso ser una villana, pero Zaltor le dijo que era su destino y aceptó sin pensárselo demasiado. Y, aunque reconocía que a veces era hasta divertido, sentaba mucho mejor la gratitud que emanaba de la gente.

Muma permanecía en un segundo plano, queriendo encontrar alguna manera de unirse a los agradecimientos que llovían tanto sobre Nuna y sobre Ooh. Era imposible, ella no había hecho nada: simplemente se quedó en un segundo plano viendo cómo casi descabezan a su querida Nuna. ¡Y no hizo nada para protegerla, no intentó luchar contra el monstruo! Solo quedarse congelada en un mismo lugar...

—Me gustaría que me dieran las gracias, ¡pero es imposible porque no hice nada! Igual que vosotros, que incluso lo hicisteis peor que yo, que os convirtieron en estatuas, ¿no? —le preguntó a los aprendices de Ooh, pero se sorprendió al ver que no estaban ni sentados ni cerca de él y, al girar la cabeza para atrás, los vio escabulléndose por la puerta trasera de la heladería Don Fresquito —. ¿Pero a dónde se supone que van esos dos...?

—¡Muma, Muma! ¡Vente, vente! ¡Qué nos van a invitar a comer a beber y también a bailar! ¡Dijeron que van a hacer una fiesta en honor a nuestra hazaña! ¿No es genial? —preguntó Nuna.

—¡Pues claro que sí! —exclamó Muma y decidió que lo mejor que se podía hacer era olvidarse que ella no había jugado un papel activo a la hora de derrocar al monstruo. De todas formas, siempre se podía decir que había sido un trabajo en grupo, ¿no? 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora