100. Tres pasos, dos pasos, un paso...

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 Muma chasqueó la lengua: todos los conejos eran igual de negros que su bien querida Nunanejo. Se cruzó de hombros, iba a ser un coñazo de los grandes encontrarla entre aquella maraña de largas orejas, naricillas temblorosas y colas de pompón.

—¿No coger a tu amiga...? —le preguntó la bruja Seren.

—Quizás más tarde, ¿no viste que son todos iguales? Resultaría un coñazo de verdad buscarla y tengo algo de sueño —dijo Muma y la boca se le abrió en un gran bostezo, mataría por una cómoda cama en dónde planchar la oreja.

—Pero si no encontrar ella morir —comentó Seren.

—¿Eh...? ¿Pero qué me estás contando...? —preguntó la rubia y miró a la bruja con los ojos entrecerrados: no le daba la impresión de que estuviera muerta, pero tampoco parecía que Nunanejo estuviera en problema. Simplemente, se encontraba en medio de una congestión de conejitos y eso solo le haría daño a un ejército de hortalizas.

—Por él... a él gustar matar conejos —dijo la bruja levantando el brazo para señalar algo que se acercaba con un machete del cual le goteaba sangre de un rojo amenazador.

Era un hombre grande, vestido con un mandil cuya blancura había sido pervertida hacía ya mucho tiempo y cubría el rostro con una máscara de cerdo. Lo tétrico era que dicha máscara había sido fabricada con el rostro de un marrano de verdad.

Muma lanzó un grito de horror y volvió la mirada en dirección a los conejos, la desesperación se adueñó de ella al darse cuenta de que todos eran exactamente iguales. Se mordió el labio inferior con tanta fuerza que se hizo sangre.

—Espera un momento... ¡Pero si estoy es un sueño! Es imposible morir en un sueño... Nuna está a salvo —dijo, ya más tranquila, pero la presencia del hombre de la careta de cerdo lo inquietaba a medida que avanzaba hacia su dirección.

—Oh, ser cierto: Muma dormida, pero no ser sueño normal. Muma estar en Sono y si Muma o Nunanejo morir aquí, morir en realidad —dijo la bruja Seren.

—¿Eh...? ¡¿Eeehhh? ¡¿Estás segura de eso?! —gritó Muma, desesperada al darse cuenta de que el hombre de la máscara de cerdo solo le quedaban unos diez pasos para llegar hasta la jauría de conejos y comenzar a dar matarife.

—Sí... ¿Muma no saber cómo llegar aquí...? Seren necesitar entrenar para... —Pero la frase fue cortada por un empujón de Muma, innecesario porque la bruja Seren no se encontraba entre ella y los conejos.

—Pero... ¡¿Cómo coño voy a encontrar a mi Nunanejo?! —gritó tirándose de los pelos y, al mirar al hombre de la máscara de cerdo, descubrió que le quedaban cinco pasos para llegar hasta los conejitos —. ¡Nooo!

Durante unos segundos, pensó en darle una bofetada, pero el machete manchado de sangre le dijo que quizás no era buena idea.


¡Solo le quedaban tres pasos y Muma no sabía qué hacer!

¡Dos pasos!

¡Un paso!

¡Oh, no! 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora