196. El cabreo del Hijo del Sol

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 Me encontraba en este mismo bosque, el bosque de Seren, antes tenía otro nombre que ya no recuerdo. Poco importa, ese lugar ya está muerto y nada tiene que ver con el que nos rodeada. Él de ahora es de tristeza y melancolía, el de antes era de alegría y liberación, un lugar agradable en dónde se respiraba la paz.

Había venido para recoger flores, pues quería hacer con ellas una corona para regalársela a mi madre en el día de su cumpleaños. Era una parecida a la que llevas tú ahora, Muma. Correteaba feliz entre los árboles, perdida en un mundo infantil en lo que parecía que nada malo iba a pasar, pero sucedería y bastante pronto. Mi felicidad se rompió a voz de gritos que provenían de las profundidades del bosque.

Me asusté, pero por alguna razón no hui, creo que fue debido a que reconocí la voz de Seren y por eso mismo decidí acercarme, para ver de qué se trataba. De todas formas, el miedo permanecía en mi interior, pues los gritos no hacían nada más que aumentar de tono.

El que gritaba era esa rata llamada Lorenzo, el Hijo del Sol que había venido de la isla Caracola. Estaba junto a Seren, que desde ese fatídico día no ha envejecido nada, ¡y mira cómo ha quedado Lorenzo! Reducido a un patético esqueleto... y se merece algo peor que eso, por lo que nos ha robado...

Llevaba puesta la armadura con el que lo encontraron, a pesar de haber naufragado el peso de ella no lo había hundido a las profundidades del mar y esto habría sido lo mejor que podría haber pasado. Examiné su rostro, se podía decir que era guapo, pero la rabia lo afeaba y hacía que me entrase el miedo.

¿Y así se lo agradecía ella? ¿Gritándole, con la cara congestionada por la furia? Yo no lo sabía y no entendía de lo que estaba hablando, él la llamaba bruja como si eso fuera algo malo, creo que le decía que lo había engañado y utilizado. Pero Seren negaba con la cabeza e intentaba razonar, eso resultó ser inútil porque todos los intentos terminaban en fracaso. Lorenzo no quería escucharla y me daba la impresión de que eso iba más allá de una discusión, de que él la odiaba profundamente.

Lorenzo desenfundó su espada y eso me asustó porque pensaba que iba a hacerle daño a Seren, pero la bruja miró con desprecio la afilada hoja y lanzó una carcajada, tal y como si pensase que aquel hierro sería incapaz de hacerle daño.

El hombre la atacó, pero la espada no fue capaz de atravesarla ni siquiera rozarla: Seren se movía con demasiada agilidad como para ser caer bajo la habilidad de aquel hombre. Y no dejaba de reírse y meterse con Lorenzo, burlándose de él con palabras crueles, pero justas... perdona, no sé exactamente qué le dijo, pero a él le sentó fatal... 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora