Muma se quedó en el cuartel general de la revolución, pero no pensaba ser oveja, sino astuto zorro y escaparse en cuanto pudiera. Para su desgracia, Micaela, la vil revolucionaria del grupo conocido como Conejo Rosa, no fue al restaurante errante, sino que se quedó en el cuartel con la única idea de vigilar a Muma.
Ya era odio efervescente el que inundaba las tripas de Muma, controlada por la mirada dura de la pelo rosa. Mascaba chicle con descaro, mismo descaro que anidaba en su boca curvada en una pequeña sonrisa a desbordar de burla y a cada segundo del reloj, Muma se aguantaba las ganas de darle una de sus bofetadas.
Se encontraba en el salón, sentadas en un mismo sofá, viendo la televisión que, unos minutos antes, Nadría había logrado arreglar dándole unos cuantos golpes bien dados.
—El secreto es darle fuerte, pero no tanto como para que se estropee... —explicó Nadría, siempre con aquella sonrisa inocente que no decía nada del crimen que intentaría cometer una semana adelante.
Pelo rosa y boca hipopótamo no contestaron, se miraban con desafío en un duelo de chispas malhumoradas, por lo menos por parte de Muma que odiaba intensamente su decisión de quedarse con ella en el cuartel.
Unos minutos después, en la pantalla se deslizaban las aventuras animadas de un superhéroe multicolor que protegía a la isla de Asli de multitud de amenazas. En pantalla, el malvado villano Noir chillaba su plan de convertir la ciudad de Acudid en un mundo en blanco y negro.
A Muma poco o nada le importaba lo que sucedía en la televisión, el problema latía cerca de ella: Micaela observaba la pelea entre Noir y el superhéroe con desinterés, el chicle continuamente crecía en un globo que estallaba, después de nuevo el masticar de boca abierta que ponía de los nervios a Muma.
—¿No podrías cerrar la boca? Me molesta inmensamente escucharte —le dijo Muma y el hecho de que obtuvo como contestación una risa no le gustó en absoluto, las ganas de repartir bofetadas se hicieron tan grandes que, para contener las ganas, tuvo que morderse con fuerza el labio inferior.
—¿Te molesto tanto, Muma? ¿Por qué no te relajas un poco? Oye, la vida es corta para rayarse la cabeza con tonterías —le comentó y como primera contestación, Muma lanzó tremendo bufido animalesco.
—¿Tonterías? ¿Tú te crees que es una tontería estar encerrada en contra de mi voluntad por unos terroristas? —le espetó Muma, Micaela apartó la mirada de la televisión y se quedó mirando a Muma durante un largo rato.
—Es por tu seguridad. Te quejas por estar conmigo, ¿te crees que estarías mejor con los azules? —le preguntó Micaela.
—Estaría mejor en mi tortuhogar —contestó Muma.
—Tú tienes la culpa, tú le pegaste a ese guardia, ¿no es así?
Muma gruñó. Eso era cierto, pero lo hecho, hecho estaba, y era tarde para lamentarse. Lo que necesitaba era encontrar una manera de escapar del cuartel.
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Muma I (Finished)
ComédieUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...