Cogidas de las manos, Muma y Nuna daban un paseo por la playa del Tutti Frutti. Aquel era un día excelente para caminar por la playa porque hacía sol, calor, el agua estaba templada y no había demasiados escarapotes escondidos en la arena esperando pinchar a bañistas despistados.
En estos momentos, Muma y Nuna vestían vestido blancos parejos. Fue un regalo de despedida de Uva, la cual estaba secretamente enamorada de Nuna. Le resultaba irresistible el aire rebelde que empapaba a la Señora del Terror y ella misma estaba pensando en convertirse en una villana. Había barajado varios nombres como la Condesa del Pavor, la Reina del Horror, la Teniente del Sobresalto, la Dictadora del Canguelo...
—Pues el viaje en barco está carísimo —suspiró Nuna.
Recién habían ido al puerto a preguntar los precios y la cantidad que les habían dado era inalcanzable. Sobre todo para dos chicas como ellas que carecía ni dinero y trabajo, también de las ganas de conseguir ni la paciencia de conservarlo.
—Supongo que tendremos que... —dijo Muma y en seguida enmudeció: no sabía que idea de lo que decir a continuación.
—¡Qué rollo! ¡Yo no quiero estar más tiempo en esta isla idiota! Todavía me duele el cuello —sollozó Nuna y se acarició el susodicho: tenía una marca roja bastante fea.
—Ni yo, este sitio no me acaba de gustar. Me recuerda a Las Vegas, pero peor. Aquí no puedes andar y marcharte. Porque es una isla y está rodeada de mar —explicó Muma, innecesariamente.
Más adelante había una multitud de personas delante de un escenario coronado por un letrero en el cual se leía: PRIMERAS OLIMPIADAS PLAYERAS DEL REINO PALMERA. En el susodicho escenario había un hombre cuyos rasgos faciales recordaban a un animal de la familia caprina, sobre la cabeza un sombrero de copa, vestía con un esmoquin y en la mano llevaba un micrófono.
—¡Bienvenidos a las Primeras Olimpiadas Playeras del Reino Palmera! ¡Hoy mismo se iniciará la competición, pero todavía estáis a tiempo de uniros! ¿Os estáis preguntando qué clase de pruebas habrá en las olimpiadas playeras?
—Pues no —dijo un hombre.
Este se encontraba en la primera fila y, por tales palabras, se ganó una mala mirada del presentador.
—¡Construcción de castillos de arena! ¡Doma de tiburones!¡Peleas de bolas de arena!¡También partidos de voleibol, fútbol playero y natación con esquiva de medusas! —aullaba el presentador, desgañitándose la voz.
—Vaya pérdida de tiempo... —dijo Muma.
Para ser sinceros, a ella solo le gustaba la playa porque le gustaban las mujeres hermosas en bañador. La arena le incordiaba y el agua le recordaba a bancos de medusas nadando en su dirección.
—¡Y seguramente os estaréis preguntando cuál será el premio! —gritó el presentador del esmoquin.
—No, no me lo preguntaba —dijo el mismo hombre.
Entonces, se dio la vuelta y se marchó de la playa.
—¡El premio para las ganadoras de las Olimpiadas Playeras es una tortuhogar! ¡Y su nombre es Tunante! —clamó el presentador señalando una cosa que había a sus espaldas: era una tortuga, ¡pero era la más grande que Muma había visto en su vida! ¡Y además tenía sobre el caparazón una casita de dos pisos que parecía recién salida de un cuento de hadas! —. ¡Con la tortuhogar podréis viajar a través del Archipiélago sin pagar ni un centavo! ¿A qué estáis esperando? ¡Apuntaos a las Olimpiadas Playeras y ganad a Tunante!
Muma y Nuna se lanzaron una mirada acompañada de amplias sonrisas.
—¡Nuna! ¿Estás pensando lo que yo estoy pensando?
—¡Claro qué sí, Muma!
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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...