63. El Garfio Áureo

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Al escuchar la pregunta de Miau, la sonrisa de Ooh se le congeló. No, desde luego no podía ver la licencia porque no tenía una, pues recién había llegado a la casita y, además, tampoco estaba seguro de que aquella casita había funcionado alguna vez como una taberna de verdad.

—Una... ¿Licencia...? —preguntó Ooh, solo para ganar tiempo para que a su cerebro se le ocurriera un plan. Pero en el interior de su cabeza solo había pánico creciente.

—Veo que llevas un uniforme del Instituto Valiente... ¿Eres de Antioquía, no? —preguntó Miau.

—¡Sí, soy un investigador! Recorro el Archipiélago en busca de sucesos extraños —dijo Ooh, contento por aquel giro de la conversación y con cierta esperanza infantil de que el Agente de Uno continuara charlando sobre el tema y se olvidara de la anterior pregunta.

—Interesante... ¿Y tienes una licencia para tener una taberna? —preguntó Miau y un "mierda" casi se escapa de la boca de Ooh.

Se atusó el bigote, un gesto nervioso, y meditó en cómo salir de aquella situación: al final decidió que lo mejor era contarle la verdad, aunque eso significase decirle adiós a su sueño de tener una taberna.

—Sí que tenemos una licencia —dijo Butfais saliendo del largo corredor y dirigiéndose a Miau, llevaba una caja de rica ornamentación de tonos carmesís y dorados en la mano.

—¿Tenemos...? —preguntó Ooh, frunciendo el ceño.

—¿Y podría verla? —preguntó Miau.

Butfais asintió con la cabeza y abrió la cajita: en su interior había un papel dorado que hizo que Nadría, que asistía a la escena bebiendo su cerveza y con el interés de la persona que ve una telenovela, en la comodidad de su salón, escupiera la cerveza que estaba a punto de beber.

—¡¡Una Licencia Dorada del Garfio Áureo!! ¡¿De verdad este sitio...?! —Nadría se levantó de su mesa y observó a su alrededor pasmado.

Miau se sacó una lupa del bolsillo y cerro los dos ojos de los extremos, dejando solo abierto el que le nacía en el medio. A través del objeto, examinó la Licencia Dorada durante unos segundos que a Ooh se le hicieron eternos. Si resultaba ser falsa, solo significaría una gran cantidad de problemas para Butfais y él.

—Es verdadera... ¡Vaya! Estoy impresionado... —dijo Miau, con una gran sonrisa en la cara —. ¡No me esperaba encontrarme hoy con un local aprobado por el Garfio Áureo! Además, esto responde a una de las preguntas por las cuales había venido aquí.

—¿De verdad...? ¿Qué pregunta? —preguntó Ooh.

—Se reportó el robo de una tortuhogar en una isla cercana. Era el premio de unas Olimpiadas Playeras... sea lo que sea eso, pero no puede ser la misma porque sería impensable sortear una tortuhogar que tuviera en el caparazón un local del Garfio Áureo —explicó Miau.

—Imposible... —musitó Ooh y se convenció de que Muma y Nuna habían robado la tortuhogar.

—La otra pregunta... ¿Qué me puedes contar sobre la Señora del Terror? —preguntó Miau.

—¿Quién...? —murmuró Ooh 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora