37. En memoria a Sean Connery (1930-2020)

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Aquella noche, Tunante dormía en medio del oscuro mar bajo un cielo surcado por millares de estrellas. En el interior de la casita, en el comedor que se asemejaba bastante a una taberna rústica, Muma y Nuna esperaba a que Ooh terminase de preparar la cena.

Muma tenía su gran boca de hipopótamo amargada y se esperaba una comida tan horrenda que no le quedara otra que lanzar al viejo por la borda para que se lo merendasen los tiburones.

—¿Se puede saber qué te pasa, Muma? ¡Estás de lo más rara! —le gritó Nuna, la resaca se había ido de paseo y todas las promesas de que nunca jamás de los jamases volvería a beber se fueron al garete porque tenía un tercio de cerveza en la mano.

—¿No te importa que el viejo se venga con nosotras? —le preguntó Muma.

La morena de las coletas se lo pensó un rato y al final se encogió de hombros y le contestó:

—No... Si no llega ser por él habría acabado hecha una estatua... Me parece bien que se hagan un montón de estatuas sobre mí, ¡pero yo no quiero ser una ni en un millón de años! —vociferó Nuna dándole un fuerte golpe a la mesa.

—Tú es que eres demasiado buena —le dijo Muma a la antigua Señora del Terror.

—¿Pero qué importa...? La casita es grande y además nos va a hacer la comidita. Yo creo que está genial que venga con nosotros... a menos... oh... ¿No creerás que Ooh...? —murmuró Nuna, poniéndose pálida y temblorosa.

—¿Qué...? —murmuró Muma.

—Puede que esté aquí... para... hacernos fotos desnudas... y colgarlas en internet, Muma... —susurró Nuna.

—Qué tontería Nuna, por Dios. Que aquí no hay internet... —le contestó Muma y en seguida el alivio se derramó por el rostro de Nuna creando una gran sonrisa de oreja a oreja.

—¡Pues ahora que lo dices es cierto! ¡Menos mal! —contestó, pasando la mano por la frente en un gesto fingido de limpiarse sudor provocado por el nerviosismo.

—Ya... menos mal... —suspiró Muma mirando la puerta que llevaba a la cocina: Ooh llevaba un buen rato ahí, ¿qué les había preparado el viejo? ¿Superaría la prueba o cocinaría algo nauseabundo como, por ejemplo, cucarachas a la brasa con guarnición de babosas?

—Si nos pone algo malo, juró que lo tiró por la borda —sentenció Muma, muy segura de sus palabras.

—¿Qué...? ¿Pero qué dices? —preguntó Nuna.

—Qué si hace algo que sepa mal, lo tiro por la borda.

—Oh... —murmuró la coletas y por la expresión de decisión en el rostro de Muma supo que hablaba muy en serio.

¡Y ella no quería que lo lanzaran al agua para que se lo zampasen los tiburones! Aparte de que le había salvado la vida, Ooh le recordaba un poquito a uno de sus actores favoritos: Sean Connery. Le chiflaba porque había protagonizado una de sus películas de ciencia ficción favoritas: Zardoz. 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora