72. Horrenda caricatura

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Muma se mordió el labio inferior, se temía mucho que el pintor se estuviera enamorando de ella perdidamente y eso no le gustaba nada porque tal obsesión no le llevaría a ninguna parte. Todo su corazón pertenecía a Nuna y, además, la idea de besuquearse con Soalfón y que este le metiera mano en sus rincones más íntimos la llenaba de desagrado y desazón. De todas formas, si ella quería averiguar dónde se encontraba Serren sin desvelar la razón de por qué quería encontrarse con ella, ¿qué mejor lugar en las fiestas y guateques de la ciudad de Acudid?

—Está bien... no voy a quedarme en tu casa todo el rato pensando en las musarañas y jugando con mi conejito —dijo acariciando la cabecita de Nunanejo.

Somat lanzó una risa aguda y Muma, al darse cuenta de lo que dijo, se puso toda roja y le dieron ganas de lanzar bofetadas a diestro y siniestro. No lo hizo por cortesía hacia el dueño de la casa que la acababa de invitar a pasar una temporada bajo su techo.

—¡Perfecto, perfecto! Somat, prepara a la nueva chica para que esté más aceptable. Me temo que con esas pintas no es aceptable que se encuentre bajo mi servicio. ¿Entiendes? —preguntó Soalfón.

—Claro... —contestó de mala gana Somat: hoy ya había recibido demasiadas órdenes del pintor y estaba comenzando a cansarse. Llenaban su cabeza sueños de revolución y deseaba que pronto llegase un día en que las túnicas solo fueran para vestir y no para señalar a qué clase social pertenecías.

Por otra parte, Naida se puso rojo y bajó la cabeza, eso fue debido al comentario de Soalfón sobre su aspecto. Ella pensaba que no iba mal del todo, pero en esos momentos se daba cuenta de que un poco el cante lo daba.

—Vamos... —dijo Somat y ambos desaparecieron de la habitación.

—Oye, pues creo que ahora me voy a dar un paseo... si no me necesitas para posar, ¿eh? —dijo Muma, que le dolía un poco el trasero de tanto estar sentada sobre una columna.

—Puedes hacerlo, por el momento tengo todo lo necesario. ¿Sabes qué? Me atreverá a realizar no solo un dibujo, sino una obra al óleo... hace tiempo que no intento hacer algo serio y creo que ahora mismo tengo lo necesario —dijo el pintor.

—¿En serio...? —preguntó Muma y su corazón dio unos latidos rápidos preguntándose si de verdad se iba a convertir en una obra de arte. Pero la sombra de la duda entró en ella... ¿Y si todo aquello no era nada más que una broma y al final el cuadro iba a ser una caricatura horrenda de ella? 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora