91. La Marcada

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 Naida dudó: ¿Quedarse junto a los azules o fugarse con la loca de Muma y la extraña que podía ser o no ser peligrosa? Ella no creía que los azules fueran peligrosos porque solo tenía que contarles su secretito y, en nada, le estarían besando la planta de los pies.

Muma había acertado de pleno: Naida era la princesa de aquella isla multicolor y se había escapado de la prisión de oro, que era el Castillo Paleta, para volar libre, para descubrir cómo era la vida de sus futuros súbditos. Por el momento, no estaba demasiado impresionada, por lo menos no en el sentido positivo del sentimiento.

De todas formas, en estos momentos gozaba de la libertad de ser una don nadie y eso era bastante mejor que la vida en el castillo. Esta se le antojaba sin sabor, gris como un día sin sol, una miserable existencia de silencios en donde su única compañía era el silencio y las miradas frías.

La situación continuaría igual de horrenda hasta el día de su Coloración, pero no creía a partir de ahí su vida fuera a mejorar porque tendría que comenzar a buscar un marido que le diera una heredera a la corona. ¿De verdad quería aquella vida? ¿Una que ni siquiera había elegido? ¡Condenada a ser reina solo por haber nacido de la mujer equivocada!

Las dudas nacieron muertas, Naida corrió detrás de Muma y atravesó la puerta. Al hacerlo, se llevó una sorpresa bastante grande porque no se encontraba en el interior de un edificio, sino en otra calle desierta, estrecha, humilde...

Micaela, la chica del cabello rosa, mascaba chicle descaradamente y no parecía impresionada por el portento que acababa de suceder. Naida pensó que quizás ella tuviera algo que ver.

—¿Tú hiciste esto? ¿Lo de pasar por la puerta y salir a la calle? —le preguntó y Micaela soltó una carcajada.

—¡Sí, sí! He sido yo. ¿Qué te pareció? ¿Es la primera vez que te encuentras con una Marcada? —preguntó la chica del cabello rosa, haciendo después un gran globo de chicle.

—No... —murmuró, su guardia personal tenía también una Marca. Pero no le gustaba demasiado pensar en él porque seguramente la estaría buscando y no quería ser encontrada.

—¿Marcada...? ¿Pero qué es eso? —preguntó Muma que, como extranjera de aquel mundo que era, su ignorancia en todo era bastante grande.

—Pues gente con poderes, con el mío puedo conectar una puerta con otra. No te creas que a demasiada distancia, solo unos cuantos quilómetros y hay varias condiciones también, pero tampoco estoy aquí para daros el coñazo. Vamos, no estamos seguras al aire libre —dijo Micaela y comenzó a caminar por la estrecha callejuela.

—¿A dónde vamos...? —preguntó Naida.

—Con gente buena, gente que quiere tirar abajo la sucia monarquía de esta isla —contestó Micaela. 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora