26. ¡Nuna, corre!

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Para ser sinceros, Nuna no tenía ganas ninguna de descubrir el rostro del terror. Antes prefería comerse una patata cruda que ver cómo era el monstruo, pero su maldito y traidor cuello comenzó a girarse con lentitud en dirección a la puerta en dónde se encontraba la criatura, que sin duda sería espantosa.

—¡Muma, que no quiero convertirme en una estatua de esas tan feas! —sollozó Nuna.

Pero poco o nada podía hacer Muma para salvar la vida de su amiga porque la visión del monstruo la había congelado por completo y lo único que podía hacer era temblar.

Tampoco Ooh iba a ser de demasiada ayuda y eso que él tenía una pistola enfundada que bien podía utilizar para disparar al monstruo, pero permanecía sentado e incapaz de moverse por un terror abismal que lo inmovilizaba.

Nuna comenzó a ver a la criatura que se encontraba justo en la puerta de entrada de la heladería. Tenía un brazo oscuro que serpenteaba desde la entrada hacia ella y se doblaba de tal manera que daba la impresión de que tenía cinco codos.

El monstruo tenía un cabello negro y largo que le cubría gran parte del rostro, pero que daba a la vista dos grandes ojos de búho que la observaban con una expresión inescrutable. ¿Sería hambre, furia, burla? ¿O quizás una mezcla de eso y mucho más?

La mano era inmensa y se elevaba por encima de la desdichada de Muma, que ya se ve convertida en una de esas horrendas estatuas que cubre el pueblo. ¡Y si ella se convierte en una obra de arte querría ser algo bello y no una cosa tan hortera!

—¡No me conviertas en una estatua, por favor de los favores! —vociferó Nuna que, pese al tremendo peligro que caía sobre su cabeza, era incapaz de moverse nada de nada.

De pronto, el pecho hirsuto de la criatura se abrió en línea vertical y resultó ser una boca, una sin dientes  y de la que cayó una lengua pesada que, al chocar contra el suelo, hizo un desagradable ruido mojado. Dicho sonido hizo que Muma fuera capaz de hablar de nuevo, pero lo único que dijo fue:

—¡Pero corre, so imbécil del carajo!

La verdad sea dicha: a Nuna le dolió un poco que Muma la llamase "so imbécil del carajo", pero su cerebro estaba tan lleno de puro pavor que no se preocupó demasiado. De todas formas, fue incapaz de dar un paso adelante y la mano tremenda estaba a punto de caer sobre ella.

—¡Agáchate! —gritó Ooh, se levantó del asiento con la pistola en la mano y sin esperar a que Nuna obedeciese comenzó a disparar acompañando cada tiro con un grito agónico mezcla de furia terror.

 Afortunadamente, ninguna de las balas le dio a Nuna. Desafortunadamente, los disparos que impactaron contra el cuerpo del monstruo nada hicieron para impedir que la mano cayese sobre Nuna.

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora