42. Ooh está deprimido, pero eso no es lo importante del capítulo

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 Ooh estaba deprimido porque se había enterado de que Muma pensara en lanzarlo por la borda para que se lo comieran los tiburones. En la mano, tenía una figurita que representaba a la rubia de la boca de hipopótamo, quería hacerla como agradecimiento por haber sido acogido en la casita de Tunante. Pero en esos momentos no estaba seguro de querer terminarla.

Mientras el ánimo de Ooh se ponía de un azul tristón, Muma se ponía de un amarillo sorpresivo. Ni en mil años se había esperado que Nuna cogiera la esfera roja, se la llevase a la boca, mordiese y tragase. La coletas se dio cuenta de la mirada que le lanzaba una muda Muma.

—¿Qué pasa...? ¿Qué hice ahora...? —preguntó, se frotó las legañas del sueño.

—¡¿Por qué te has comido eso?! —aulló Muma.

—Tranquila, Muma... que solo era un caramelo —comentó Nuna, le hizo un gesto con la mano para restarle importancia a la histeria sin sentido de la rubia.

Pero entonces sus ojos se fijaron en que la mano que le había ofrecido el supuesto caramelo era un poco rara: grande como su cabeza y de un color grisáceo que no era demasiado humano.

Siguió el brazo musculoso hasta llegar unos amplios hombros entre los cuales nacía una cabeza un poco rara. Tenía la boca abierta en un gesto que no sabía si era de risa o terror y los ojos estaban cubiertos por un casco tosco.

—Muma... ¿Tú también estás viendo eso o estoy soñando? —preguntó Nuna tirándole del brazo a Muma.

—¡Es de verdad y lo que te acabas de comer es la cosa que creó al monstruo de las estatuas! —exclamó Muma, con lágrimas en los ojos: le dolería mucho ver cómo Muma se convertía en un engendro horrendo. Pero por muy fea y fétida que fuera, la seguiría queriendo.

—¿Eh...? ¡¿Eeehhh?! ¡No puede ser! —aulló llevándose ambas manos a los mofletes.

Butfais asintió con la cabeza y dijo:

—Sí, sí que puede ser. Lo que has llamado malamente caramelos son Esencia Oscura y tienen el poder de cambiar a las personas humanas que los comen. Pero lo que vosotras llamáis monstruos, yo lo llamo una mejoría. En vuestra forma actual, sois débiles y la apariencia, perdón por decir esto, resulta un tanto desagradable.

A Muma le pareció un poco raro que le llamase Esencia Oscura cuando los caramelos eran de un color rojo profundo, pero eso no era lo importante en ese momento.

—¡Yo no soy de apariencia desagradable! —protestó Nuna y fue justo en ese momento cuando el caramelo le comenzó a hacer efecto.

Primero, sintió como si le dieran una patada en todo el estómago, por lo cual cayó de rodillas al suelo.

—¡Oh, no! ¿Estás bien, Nuna? —preguntó una muy preocupada Muma, arrodillándose a su lado .

—¡No lo estoy! ¡¿Por qué me tendría que comer ese caramelo?!—chilló Nuna, pero por lo menos el dulce le supo sabroso. Aunque el precio a pagar quizás era un poco alto.

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora