Nadría llevaba más o menos unos cinco minutos escondido debajo del suelo de madera del Restaurante Errante. Encima de él, se encontraban las mesas y las sillas en un desorden desconcertado por la actividad de la noche anterior.
Se encontraba en un espacio miserable, tumbado y sin poder levantarse, se sentía como si estuviera en el interior de una tumba y a cada segundo que pasaba la sensación era más y más opresiva.
Lo peor era la perspectiva de tener que pasar seis días más metido en aquel agujero apestoso y lo que en otras circunstancias sería poco tiempo, en esos momentos al pelirrojo se le antojaba poco menos que una eternidad.
Diez minutos y aquello era una tortura, le picaba el cuerpo y sintió algo con muchas patas correteando por su cabello. Un grito agudo y testicular salió de su boca mientras se removía el cabello, asustando al presunto insecto.
¡Pero persistiría hasta el final! ¡Los héroes no nacen de la cobardía y el conformismo, sino del sacrificio! Se escribirían libros sobre su hazaña, se filmaría películas sobre él, sería la cara de una nueva revolución y harían camisetas en donde estamparían su bonita cara.
¡Y se acostaría con tantas mujeres que al final no se acordaría de con cuántas lo había hecho! ¡Eso era por lo que luchaba! Bueno, eso y también para que los túnicas Violetas tuvieran una mejor vida, ¿pero por qué restringir sus ambiciones a un solo sueño? ¡Cuántos más mejor!
Eso le dio ánimos y durante unos pocos minutos más hasta se creyó que sería capaz de aguantar. Pero el lugar era demasiado miserable, le comenzaba a doler el cuerpo y se dio cuenta de que no había traído demasiadas provisiones en la mochila: solo unas cuantas piezas de fruta, dos botellas de agua y embutido.
Además, no había pensado en un pequeño detalle, ¿qué haría cuando necesitase mear? ¡O peor aún, cuándo tuviera que cagar! La idea de permanecer junto a sus deposiciones durante días le resultó desagradable, hasta tal punto que rompió con aquella idea y se consoló un poco al pensar que habría maneras menos complicadas de acostarse con alguna mujer.
Se arrastró en dirección a la salida de aquel lugar estrecho, claustrofóbico, pero antes de que pudiera salir, algo raro sucedió. Todo comenzó a temblar: suelo, techos y paredes. Durante unos terroríficos segundos, Nadría pensó que había un terremoto y moriría allí: una muerte anónima, una muerte de rata, una muerte olvidada.
No fue así, el escenario cambió: el techo se fue hacia arriba y del suelo comenzaron a surgir formas: una cama, un escritorio, un armario... ¡Delante de sus propios ojos se estaba formando una habitación! Nadría se quedó con la boca abierta, creyendo que quizás aquello era una alucinación previa a la muerte.
Al comprender, se dio un golpe en la frente: ¡Aquel era uno de los poderes de la tortuhogar, ellas podían manejar a su antojo el interior de la construcción que tenían en su caparazón!
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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...