48. La Isla Asli

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Nada más recibir la noticia de que llegaran a la isla Asli, Butfais y Ooh subieron las escaleras para ir al balcón y  descubrir su aspecto: la isla se extendía en el horizonte con amplitud dibujando el perfil de una gran ciudad. Justo delante se abría el puerto de la ciudad de Acudid y bullía de actividad: grandes barcos de madera entraban y salían, se escuchaban los gritos y las maldiciones de los marineros sumados a los chillidos de las gaviotas que planeaban por encima de las velas.

—¡Oh, mira Nunanejo! Es grande... ¡Quizás demasiado grande! ¿Cómo haremos para encontrar a Serren...? —preguntó Muma y se mordió el labio inferior.

—Preguntando —dijo Butfais, ganándose una mirada airada de la rubia.

—¡Ya, claro! ¡Preguntando dice! ¡Pero será cómo buscar una aguja en un pajar! ¿Cuántas mujeres llamadas Serren habrá en la isla? —preguntó Muma.

—No lo sé —contestó Butfais.

—¡Eres imposible! —bufó Muma. 

Tunante navegó al lado de un barco recreativo con la forma de un cisne blanco. Apoyados en la barandilla, había un grupo de hombres y mujeres vestido con lujosas túnicas que observaban con deleite a la tortuhogar.

—¡Mirad que joven es!

—Y qué bella casita se ha construido...

—¿Crees que estará a la venta? Siempre quise tener una...

A Tunante no le importaba nada ni los saludos ni los gritos de admiración, él se contentaba con navegar en dirección al ajetreado puerto de la ciudad de Acudid. En cuanto antes llegase, antes podrían devolver a Nuna a su aspecto humano y podría navegar a dónde realmente quería ir. 

—Vaya, vaya... Esta isla me gusta más que la anterior, Pietra era... un lugar demasiado tranquilo para mi gusto. Aunque esta nueva ciudad ni de lejos se puede comparar con mi ciudad natal de Antioquía —comentaba Ooh.

Butfais buscó algo en su libretita y, al encontrarlo, le preguntó a Ooh:

—¿Antioquía...? ¿Es la ciudad voladora?

Una sonrisa apareció en el rostro de Ooh.

—¡Sí! ¿Has estado allí? Mi mujer tiene un restaurante... —dijo Ooh, pero en seguida su semblante se ensombreció.

—No, no he estado en la ciudad. He escuchado hablar de ella y siempre tuve interés en visitarla. ¿Crees que a los habitantes de Antioquía les gustaría probar la Esencia Oscura? —preguntó Butfais y de esta vez se ganó una mirada airada de Ooh.

—No, no les gustaría en absoluto —le contestó con sequedad.

—No comprendo que tenéis en contra de la Esencia Oscura... —dijo Butfais.

Muma no escuchaba la conversación porque estaba absorta con la visión de aquella nueva ciudad. 

—¡Qué bonita es! ¡Mirad, mirad! ¡Los edificios no son una chufa como los del pueblo de la otra isla! Son como de cuentos de hadas... ¡Es superromántico! Cuando Nuna recuperé su forma de verdad iremos a algún restaurante... ¡Una cena íntima a la luz de las velas será la mejor recompensa posible para finalizar esta aventura! 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora