79. La presunta princesa

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 La risa forzada de Naida convenció a Muma de que aquella chica de carita pálida era en realidad la princesa de aquella isla. Una sonrisa de lo más retorcida se contorsionó en el rostro de Muma, pues esa era una noticia de lo mejor: ¿Acaso la Reina Multicolor no estaría más que contenta de recuperar a su retoña perdida? Seguramente volvería a convertir a Nuna en una humana y, lo más posible, también le diera una gran cantidad de créditos. ¡Le podría comprar un montón de lazos a Nuna!

Aunque, para ser sinceros, a Muma le molestaba un poco la idea de ayudar a la monarquía de la isla. La razón era simple: la que regía en su país de origen le provocaba bastante repugnancia porque eran una pandilla de ladrones sin escrúpulos que no hacía otra cosa que chuparle la sangre al pueblo. Por lo menos eso era lo que opinaba la rubia de la boca de hipopótamo, Pero si era por el bienestar de su novia Nuna, Muma estaba dispuesta a dejar de lado sus ideas y darse un poco de asco.

Naida estaba embelesada a los pies del colorido arco del triunfo, juntaba las manos sobre el pecho y daba la impresión de que le estaba rezando. Tenía en el rostro una media sonrisa y los ojos le brillaban, quizás por la emoción de estar por fin ante un símbolo tan importante de su isla natal.

—Oye, Naida... Me dijo Soalfón que los túnicas Azules son... ¿Cómo decirlo? ¿Policías? —preguntó Muma, no podía saber si en aquel mundo se utilizaba esa palabra.

La presunta princesa apartó la mirada del arco para observar a Muma, ladeó la cabeza hacia un lado antes de preguntarle:

—Sí, más o menos es así. ¿Por qué lo quieres saber?

No había en sus palabras la menor suspicacia, no sospecha las ideas malévolas, más o menos, que zumbaban en el interior de la cabeza de Muma.

—Nada, nada... lo que quería era preguntar por direcciones. Como tú no tienes ni idea... —dijo Muma y negó con la cabeza, un suspiro de cansancio escapó de entre sus labios.

—Lo siento... —murmuró Naida, mirándose las sandalias.

—No te preocupes, voy a preguntarle a uno de ellos. Tú quédate aquí, ¿vale? —dijo Muma y Naida asintió con la cabeza, sonriendo, ignorante de que la rubia quería cortarlas las alas de un solo hachazo. En vez de preocuparse, volvió la mirada al arco en donde había esculpido con brillantes colores un arco iris.

Muma recorrió la gran plaza con la mirada buscando a un túnica Azul. Había varios pululando por allí y por allá, al final eligió con uno que era joven, repeinado y con una mirada espabilada. Se imaginó que era un recién ingresado en la policía que buscaba la manera de hacerse notar, ¿y qué mejor manera que encontrando a la princesa perdida? 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora