80. Como la seda

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 Muma se acercó al túnica Azul y una sonrisa boba le colgaba del rostro, pues ya se imaginaba un precioso futuro bastante cercano en donde se acurrucaba de nuevo junto a su querida Nuna.

Aunque al estar al lado del túnica Azul, su mente se quedó completamente en blanco. Lo cierto es que no tenía ni idea de contarle cómo tenía a la princesa en su poder, pero agitó la cabeza despejándose todas sus preocupaciones.

La solución era más que fácil: simplemente abriría la boca y dejaría que las palabras salieran solas. De una forma u otra, se las arreglaría para transmitir el mensaje sin ningún tipo de problema.

—Hola... —saludó Muma.

El túnica Azul tendría unos veinticinco años, una clara mirada azul que inspiraba confianza y llevaba el cabello rubio peinado a un lado. Estudió a Muma durante unos segundos y una sonrisa iluminó su rostro. Lo cierto es que inspiraba confianza y Muma pensó que había sido un acierto elegirlo a él en vez del otro que andaba cerca. Este estaba entrado en carnes, bastante más viejo, de barba descuidada, mirada turbia y fumaba cigarros uno detrás de otro a pesar de que tosía continuamente.

—Buenos días, extranjera. ¿En qué puedo ayudarle? —le preguntó el túnica Azul.

—Hola... Me llamo Muma... —dijo la rubia, perdiéndose en el azul de aquellos ojos.

—Mi nombre es Farlae, a tu servicio —se presentó el túnica Azul, inclinando la cabeza en dirección a Muma.

La forma en que se comportaba Farlae tranquilizó un poco los nervios de Muma, aquel hombre para simpático y también un profesional. Cada vez estaba más segura de que lograría hacerse entender, Naida regresaría junto a su madre y ella recuperaría a su bienquerida Nuna.

—Oye... ¿Ha desaparecido la princesa del reino o algo por el estilo? —preguntó Muma, al final llegó a la conclusión que lo mejor sería ir directa al grano en vez de dar vueltas alrededor del tema como una buitre.

La amable sonrisa se derrumbó y Farlae lanzó miradas de cautela a su alrededor, como con miedo a que aquello fuera escuchado por las personas que caminaban a su alrededor. No había nada que temer, nadie les estaba prestando atención.

—¿Pero cómo sabes eso...? Es un asunto altamente confidencial, una extranjera como tú no debería saberlo... —dijo Farlae.

Muma sonrió, todo estaba saliendo a las mil maravillas.

—¡Eso quiere decir que tengo razón! Yo sé dónde está la princesa... ¿Si la devuelvo me darán una recompensa? —preguntó, encantada por la idea de recuperar a su Nuna humana y, lo más seguro, unos cuantos miles de créditos.

El rostro del túnica Azul se endureció en seguida y posó una mano sobre el mango de la porra que colgaba de su cinturón. La actitud de amenaza no pasó desapercibida a Muma, quien dio un paso para atrás.

—Tú... ¿Tú la secuestraste?

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora