53. La Mujer de la Boca de Hipopótamo

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La casa delante de la cual estaban Muma y Goedi no se diferenciaba demasiada de las demás de la calle Cora Siri: contaba con dos pisos de altura, era de color amarillo y tenía un tejado a dos aguas de tejas oscuras. En el segundo piso había una amplia galería por la cual se podía ver un estudio con numerosos cuadros, pero por más que forzase la vista, Muma no distinguía si eran buenos o malos cuadros.

—Pues entra... y ya está... —dijo Goedi y señaló la puerta de la casa.

—¿Tú no entras? —preguntó Muma.

Goedi lanzó una carcajada amarga y dijo:

—No... no quiero verlo ahora mismo... 

—Eres muy raro, ¿no? —comentó Muma.

No le disgustaba separarse de Goedi porque no le gustaba demasiado la compañía de personas tan derrotadas como él y prefería la vitalidad de su amada Nuna. Aunque en esos momentos no era nada más que una coneja que lo único que hacía era corretear, devorar verduras y hacer caquitas con forma de bolas.

La mirada de Muma se quedó clavada en un gran cartel de color azul que había en mitad de la calle. En su hombre había un ojo dibujado y sobre él se leía Uno y, en letras más pequeñas y debajo: Os ama a todos. En dicho tablón colgaban una gran cantidad de pósteres con fotografías de personas.

—¿Qué es eso? —preguntó Muma.

—¿Eso...? ¿Cómo no lo sabes...? Es la lista de gente peligrosa de Uno... dan recompensas si cazas a alguno de ellos —explicó Goedi.

—¿Uno...? —murmuró Muma.

Una expresión de asombro absoluto inundó el rostro de Goedi.

—¡¿No sabes quién es Uno?! ¡¿Pero de dónde has salido tú?! ¡Si él es conocido en todo el Archipiélago!

—Ya... es que... ¡Oh, vaya! —clamó Muma al distinguir el rostro de Muma entre el mar de desconocidos —. La Señora del Terror... buscada por terrorismo, chantaje, atraco a mano armada, secuestro, robo de una tortuhogar... Diez mil créditos de recompensa... No sé si eso es mucho o poco... ¡Y la prefieren muerta! Pero yo pensaba que la habían perdonado...

—¿La conoces? —preguntó Goedi.

—¡Claro que la conozco! —chilló Muma, pero entonces se dio cuenta de que quizás no era buena idea que la gente supiera que estaba asociada a una terrorista —. De oídas, claro... Me enteré de que la iba a ejecutar en la isla Playa, pero que el rey de allí la perdonó...

—Sí... pero da igual que el rey la perdone... Si Uno la quiere muerta, la Señora del Terror acabará muerta... —dijo Goedi.

—Uno dices... —murmuró Muma y su mirada saltó al póster que se encontraba al lado del de Nuna: allí había un dibujo torpe de una mujer horrenda con una boca gigantesca —. Nombre desconocido... Alias: La Mujer de la Boca de Hipopótamo... ¡¿Pero qué demonios?!

—¿Qué sucede? —preguntó Goedi y su mirada iba del póster al rostro escandalizado de Muma —. ¿Esa eres tú? 

Muma I (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora