—¿Pero qué me estás contando...? —preguntó Muma, que no salía de su asombro.
El túnica Naranja levantó a Naida del suelo con una facilidad asombrosa y la movió de un lado a otro. Realmente era como si se tratase de una muñeca de trapo y no de una chica de carne y hueso.
—Esta pequeña cosita deliciosa... me servirá para mi nueva obra... Véndemela, te daré cien créditos —dijo el hombre.
Muma negó lentamente con la cabeza, digiriendo a duras penas lo que aquel hombre rana quería decirle.
—Ella no está en venta... ¿De verdad se pueden comprar personas aquí...? Qué locura... —dijo Muma, agradeciendo de todo corazón de que el vestido que llevaba fuera blanco y no morado.
No quería terminar siendo tratada como si fuera una vaca mugida día sí y día también hasta que, cuando estuviera más seca del Sahara, le aturdieran con electricidad para sacrificarla.
—Oh, así que eres tan nueva... Sí, en Asli está permitido comprar y vender túnicas Moradas... pero no te creas que tengo actitudes nefarias con esta pequeña cosita... no me la voy a comer, así que no hace falta que te sientas mal por ella... Te doy doscientos créditos... ¿O deseas más? —preguntó el túnica Naranja, posando a Naida en el suelo, pero sin soltarla del brazo.
Muma miró la carita de Naida, embargada por un miedo creciente. Doscientos créditos estarían bastante bien, pero no quería venderla. Además, ella no era realmente una túnica Violeta y eso quería decir que posiblemente fuera una persona de importancia. ¿Sería tan estúpida como para enemistarse con gente que fácilmente le podían arruinar la vida? Muma decidió que sí, pero lo que nunca haría sería vender a una chica como Naida a un hombre rana.
—No se puede vender lo que no es mío: es de Soalfón, el famoso pintor —dijo Muma.
El hombre gordo croó una risa.
—¿Pintor famoso Soalfón? No utilizaría sus... mediocridades ni para limpiarme el trasero... pero comprendo que no puedas venderla... Hablaré con él, no creo que sea demasiado fácil convencerlo... Qué tengas un buen día, extranjera —dijo el túnica Naranja, soltó por fin a Naida y se alejó con paso patizambo calle arriba.
—¿Estás bien?
—¡Ha sido una idea horrible! ¡¿Por qué decidiría ser... una túnica Violeta?! Es horrendo... —dijo aferrándose la ropa con ambas manos.
—Pues la verdad es que sí, chica... —dijo Muma y, luego de pensárselo durante un rato —. Quizás deberías volver a tu casa, no querrás ser comprada por ese tipo...
Naida se levantó y se secó las lágrimas.
—¡No, nunca! ¡Arriesgaré mi vida para averiguar cómo es ser una túnica Violeta! —grito Naida.
—Vamos, vamos... no hace falta arriesgar la vida por algo así. Si total ya se sabe que la cosa está bastante fastidiada para ellos y no se puede hacer nada para evitarlo —comentó Muma.
—No, hay una manera —dijo Naida, con un brillo peligroso en la mirada.
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Muma I (Finished)
HumorUn camión atropella a Muma y, como es normal, muere. Aunque sucede algo extraño: un dios llamado Zaltor le ofrece la posibilidad de recuperar su vida, pero con la condición de que asesine a la villana conocida como la Señora del Terror. ¿Logrará Mum...