2 | Una verdadera bailarina

559 54 8
                                    

Un par de días despues, las niñas se encontraban en otra clase.

- A ver, de nuevo. -pidió la profesora, mirando a sus alumnas con sus mallas de ballet y pequeños tutus.

Todas tenían sus brazos estirados, la cabeza arriba marcando su cuello perfectamente, con sus pies en releve.

- En 5 y 6, 7, 8. -pidió, comenzando a contar para que ellas repitieran una parte corta del baile que les había enseñado. - ¡No Sarah, no! -exclamó, mirando a la pequeña rubia.

La profesora parecía furiosa y se acercó para retar a la niña, mientras todas las demás miraban algo atemorizadas.

- ¡Debes hacerlo bien! ¿Cuantas veces debo decírtelo? -preguntó. Luego sonrió cínicamente. - ¿Sabes qué? Deberías sentarte, y ver a Valerie hacerlo. Ella si lo hace perfectamente bien, como debe ser.

- P-pero señorit-

- Ya lo dije. -interrumpió a la niña que tenía los ojos cristalizados. - Siéntate. -señaló una esquina del salón.

Sarah bajó su mirada mientras mordía su labio, evitando las ganas de llorar que tenía en ese momento.

Se sentó donde la profesora señalaba y de nuevo comenzó a contar para que las demás niñas continuaran.

Mientras tanto, fuera del salón el cuál tenía puertas de vidrio, estaba Betty quién veía la escena con molestia.

Estaba cruzada de brazos. No quería interrumpir la clase y armar una escena, para no avergonzar a su hija y además el problema era con la profesora, no con las demás niñas.

Pero cuando todas terminaron de hacer lo que la profesora les enseñó, esta sonrió con suficiencia y se cruzó de brazos, mirando a la rubia en el piso.

- ¿Ves, Sarah? Así lo hace una verdadera bailarina. -sonrió, dejando sus manos sobre los hombros de Valerie. - No como tú...

Estaba por continuar, cuando la niña rapidamente tomó sus cosas del piso y salió del salón ya con las lágrimas corriendo por sus mejillas.

Se dirigió a su madre y Betty la recibió con los brazos abiertos, cargándola para dejarla contra su hombro.

- Ya, mi amor. -intentó calmarla.

Le dió una mala mirada a la profesora que veía la escena con fastidio desde el salón y salió de ahí, consolando a su pequeña.

Se subió en su auto, con su hija aún sobre sus piernas y acarició su cabello, esperando a que se calmara.

- Mami, ¿Soy tan mala? -preguntó con un puchero, mirándola con los ojos cristalizados y eso rompió su corazón.

- No, mi amor. Por supuesto que no. -negó. - Eres increíble, tienes disciplina, entrega y se que amas lo que haces, y te esfuerzas mucho por hacerlo siempre bien. Todas son muy buenas, incluyéndote. El problema no eres tú, es la profesora. -explicó. - Tiene favoritismo por Valerie.

- Me cae mal ella. -rodeó sus ojos mientras limpiaba sus lagrimas. - ¡Por su culpa siempre me habla feo a mí!

Betty negó. - Tampoco es culpa de ella, Sarah. Es culpa de la profesora, pero tranquila, hablaré con ella la próxima clase, ¿Si?

Ella asintió frotando su ojo derecho. Betty sonrió, besando su frente.

- Debes ir a tu asiento para poder volver a casa. -explicó divertida.

Ella asintió y se sentó en el asiento de al lado, poniéndose el cinturón de seguridad al igual que Betty y luego ella condujo directo a su casa.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora