54 | Déjame en paz

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El viernes, mientras las niñas estaban en su clase de Ballet, Jughead se fue a la empresa junto a Betty, luego de pedirle que lo acompañara.

Ambos llegaron tomados de la mano, y al salir del ascensor en el último piso, vieron frente a este a Fp, Alessandro y a Franchesca hablar.

Franchesca inmediatamente le dió una mala mirada a la rubia al ver las manos de la pareja entrelazadas.

- Betty. -Fp le sonrió a la rubia, y se acercó a besar su mejilla amablemente. - Ellos son Alessandro y Franchesca Leone, uno de nuestros socios. -los presentó.

- Señor Leone. -la rubia extendió su mano al hombre más alto.

- Es un gusto, Señorita...

- Betty Cooper. -ella dijo.

- Ella es mi novia, señor Leone. -le dijo el pelinegro menor al hombre frente a la rubia.

Betty miró a la castaña y también le extendió su mano, la cual la chica aceptó con una sonrisa falsa.

- Un gusto, Cooper. -dijo Franchesca y Betty sonrió falsamente, soltando sus manos rapidamente.

Jughead la tomó de la cintura y mientras Fp y Alessandro se alejaron, la castaña se acercó a ellos.

- Juggieboo, necesito hablar contigo. -miró a la rubia. - A solas. -especificó.

- Ella viene conmigo, lo que quieras decirme puedes hacerlo. -le dijo, aún caminando junto a la rubia hasta la oficina con la chica siguiéndolos.

- ¿Y si quiero hablar de nuestro beso? -preguntó, con una sonrisa llena de suficiencia. - ¿Eso también puede escucharlo?

- Fíjate que sí, linda. -Betty se acercó a la castaña. - El me lo cuenta absolutamente todo, confío en él, y es un novio increíble, ¿Sabes? -sonrió de lado. - Ahora deja de ser tan intensa y acepta que el no te quiere, más que fastidio me das pena. -la miró de arriba a abajo. - Deja de seguir perdiendo tu dignidad por un hombre y valórate.

Eso fue lo último que dijo Betty para adelantarse a Jughead y entrar a la oficina, dejándolos solos afuera de esta.

- Necesitamos hablar de-

- No necesitamos hablar de nada. -el negó, sin mirarla. - Ya ella lo dijo todo, déjame en paz. - le pidió. - O sino ya sabes lo que soy capaz de hacer.

La chica dió un pisotón al piso con fuerza y se fue de ahí caminando bastante rápido, y Jughead entró a la oficina.

- Si que es insoportable. -dijo Betty. - Ya veo porque hasta a tu madre le cae mal... -rió.

- Si... -rodeó sus ojos. - Ya quiero que se terminenn los tres meses porque juro que no la soporto un día más aquí.

- Ven, siéntate. -le pidió, señalando su silla.

El suspiró, sentándose y comenzó a trabajar, con la rubia tras el dando un masaje en sus hombros y espalda.

- Estás bastante tenso, Juggie. -admitió.

- Si, me duele bastante... -murmuró, cerrando sus ojos.

Cuando ella paró, se inclinó hacia el y besó su mejilla.

- ¿Se quedarán hoy en mi casa?

- Mhm. -asintió. - Aun no le he dicho a Sarah, pero si. Iremos luego de ir a casa de Veronica.

- Bueno. -el sonrió. - Te amo, nena.

Betty se inclinó y Jughead volteó su cara para verla, y unió sus labios.

- Te amo, Juggie.

En la noche, ambas rubias se encontraban en la casa de Veronica, la cual estaba probándose varios outfits frente al espejo.

- Tía. -Sarah se quejó. - Hazme caso, el conjunto.

- Hazle caso. -Betty dijo divertida señalando a su hija.

- ¡Estarán en la playa! Tiene que ser algo fresco... -la niña explicó. - Es lo más obvio del mundo tía.

- Bueno, está bien. -Veronica se rindió, tomando el conjunto que la niña decía de su casa. - Te voy a complacer.

Ella sonrió y se puso bastante feliz al ver a la pelinegra salir del baño con el conjunto que le pedía.

Era uno de pantalón y camisa oversize con los botones abiertos, de un estampado blanco con negro y debajo un top negro, lo cuál lo hacía lucir bastante minimalista.

Veronica usó unos tacones plateados y un bolso de mano del mismo color bastante brillante. Porque aunque era un outfit algo playeryo y fresco, sería de noche.

Usó unos aretes largos plateados y se hizo un maquillaje sencillo con los labios de color rojo, mientras Betty la ayudaba a recoger su cabello en una coleta bastante perfecta, y así lucía sencilla y fresca, pero también bastante elegante.

- ¿Como me veo? -preguntó, dando una vuelta.

- Hermosa. -admitió Betty y Sarah asintió. - ¿Vendrá por ti?

Veronica negó. - Lo conocí apenas hace unos días, así que quedamos en que ambos llegábamos... Ya debo irme.

- Bueno, vamos. -sonrió.

Las tres salieron de la casa, pero antes de subir a sus autos por separado, Betty abrazó a la pelinegra.

- Disfruta tu noche.

- Digo lo mismo. -la pelinegra se burló y Betty se sonrojó.

- Tonta. -rodeó sus ojos. - Y luego quiero detalles de todo.

- Claro. -le guiñó un ojo.

Ambas se despidieron de la pelinegra, leugo ella subió a su auto y las rubias al de Betty, así tomando caminos distintos.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora