- Extra

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| Amor, pasión y felicidad |

Jughead se encontraba sentado en un piso de concreto con los ojos cristalizados y la mirada perdida en las palabras que leía. En sus manos tenía un ramo de rosas rojas con una pequeña nota.

Las lágrimas cayeron de sus ojos pero siquiera le importó limpiárselas, solo dejó que cayeran por sus mejillas hasta caer algunas en el piso y otras en la nota, corriendo un pequeño corazón que él mismo había dibujado con plumón negro.

- Papi... Por favor. -pidió Sarah mirando a su padre sintiendo esa presión en el pecho que siempre aparecía cuando la recordaba y miraba llorar a su padre por ella. - Debemos irnos.

- No quiero. -el negó. - Quiero irme con ella.

El corazón de la rubia se estrujó y se abrazó a sí misma cuando la brisa fría pegó contra ella.

- Vamos, papi, nosotros te necesitamos ahora. -murmuró Sarah sin saber si se refería a que el debía ir con ella en ese momento al teatro Jones, o a que ellos no soportarían perderlo a él también. - Val y Marco nos están esperando.

El tragó en secó mirando la lápida, sin prestarle la más mínima atención a las palabras de su hija.

Elizabeth Jones

"La belleza está en los pequeños detalles de la vida"

27/06/1990-05/03/2055

- Ve tú. -el murmuró. - Yo me quedaré aquí con ella.

Sarah se acercó a él y se sentó a su lado abrazándolo, evitando que las lágrimas dejaran sus ojos. - Papi, por favor... No nos hagss esto. -negó con desespero.

El la miró a los ojos, pero ella no vió ese brillo, ella los vió vacíos y llenos de tristeza. El brillo de sus ojos había muerto con ella semanas antes.

- No puedo. -el dijo en un hilo de voz.

- Si puedes, tu eres fuerte, papá. -murmuró acariciando su mejilla que tenía leves arrugas que se habían formado con el pasar de los años.

Jughead, por primera vez en días intentó dejar a un lado su dolor, notando la desesperación en la voz de su hija, viendo el dolor en sus ojos y supo que ellos lo necesitaban lo más cuerdo posible. Al menos ese día.

- No quiero dejarla sola. -el negó mirándola. - Quiero estar con ella.

- Ella está con nosotros siempre, papi. -Sarah limpió las lágrimas de las mejillas de su padre con delicadeza. - Solo su cuerpo está aquí debajo de nosotros, pero su alma siempre irá con nosotros, aquí. -dejó su mano en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón. - Siempre nos acompaña, ¿Si? -el asintió lentamente y Sarah besó su mejilla. - ¿Vamos?

Sarah se levantó y vió como él dejó el ramo frente a la lápida, con esa pequeña nota que él escribió; "Para mi querida esposa, que tenía los ojos más hermosos que ví jamás, te ama tu esposo por siempre, JJ". El dejó un pequeño beso en la lápida, justo sobre su nombre y se levantó con ayuda de su hija.

Ella entrelazó sus manos y juntos caminaron fuera del cementerio hasta el auto donde David los esperaba.

Sarah se limpió las lágrimas que cayeron por sus ojos luego de ayudar a su padre a subir al auto y ella se subió al siento del copiloto, donde su esposo le regaló una pequeña sonrisa y entrelazó sus manos luego de encender el auto.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora