24 | Quédate

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Betty se escondió en su pecho, intentando regular su respiración, sintiendo las caricias de su ahora novio en su cintura y espalda baja.

- Quédate. -el le pidió. - Duerme conmigo esta noche. -le rogó al oído, dejando un beso en su mejilla.

Ella levantó la mirada y besó sus labios lentamente. - Aunque me encantaría... No puedo. -hizo un puchero.

- ¿Por qué? -el preguntó con un leve tono de queja y ella rió ante eso.

- Mañana Sarah tiene una cita con su dentista muy temprano... -explicó. - Y si un día duermo contigo, será para amanecer abrazados, despertar entre besos y no apresurada porque debo irme. -afirmó con seguridad.

El sonrió y la dejó sobre él. - Está bien. -aceptó. Dejó otro beso en sus labios y la miró a los ojos. - El brillo que aparece en tus ojos al mirarme es algo que no cambiaría por nada. -admitió.

La rubia se sonrojó levemente y se dejó caer contra su pecho. - Te quiero, Jug.

El mordió su labio, acariciando su cabello y dejó un beso en su cabeza. - Te quiero, nena. -susurró en su oído.

Estuvieron un rato más abrazados bajo las mantas, aprovechando su tiempo juntos de esa manera, piel con piel, entre besos y caricias, lo que lo hacía un momento bastante íntimo.

Jughead se levantó y comenzó a vestirse, para luego tenderle su vestido a la rubia.

Ella se sentó en la cama y lo tomó. - No quiero irme. -hizo un puchero.

El rió, inclinándose en la cama con sus manos sobre las rodillas de Betty. - Debes. -el dijo y dejó un beso en su frente que la hizo sonreír.

Betty se levantó para meterse al baño, se lavó un poco la cara ya que estaba sudada y también la entrepierna.

Se puso su ropa interior y luego el vestido.

- ¿Me ayudas? -le pidió al pelinegro quién ya estaba vestido y se estaba poniendo sus zapatos cuando salió del baño.

El asintió, subiendole la cremallera del vestido y dejó un beso en su cuello al hacerlo.

- ¿Vamos? -le preguntó tomándola de la cintura.

Betty solo asintió y ambos bajaron para dirigirse al auto de Jughead.

Al llegar a la casa de Betty, ella misma abrió la puerta del auto cuando el se iba a bajar a abrirla, y la atrajo hacia ella del cuello para besarlo apasionadamente.

- Avísame cuando llegues, que es tarde, ¿Si? -le pidió, mirando la hora en el auto, casi medianoche.

El asintió. - Te quiero, Betts. Descansa.

- Buenas noches, Juggie. -dijo dejando un beso en su mejilla y se bajó.

- ¿Juggie? -el preguntó desde el auto con una sonrisa y su ceja enarcada.

Ella se sonrojó e ignoró su pregunta, para caminar hacia la puerta y entrar a su casa.

Jughead soltó una breve risa y subió la ventana de la puerta del copiloto, para luego conducir a su casa de nuevo.

Al entrar, frunció el ceño al ver a Cheryl y a Toni con la mirada cansada y a Valerie con una toalla húmeda en su frente.

- Hey... ¿Que le pasó? -preguntó preocupándose al instante. - ¿Por qué siguen despiertas?

- Hola, Jug. -Toni lo saludó. - Tiene fiebre. Acada de dormirse.

- Dios... ¿Por qué no me avisaron, chicas? -preguntó sentadose junto a la niña y tocó su cuello sintiendo la alta temperatura.

- No queríamos molestarte. -negó Cheryl y luego sonrió. - ¿Como te fue?

El la miró y negó. - Eso no importa ahora. Debieron decirme. -explicó, acariciando el cabello de su hija.

- Tranquilo, Jug. -Toni negó. - Ya logramos controlarle la fiebre y su temperatura es de 38°C. -explicó. - Solo hay que estar pendientes de ella lo que queda de la noche y darle su medicina que le toca a las 4:00 AM.

El suspiró, tomando su teléfono para configurar una alarma justo a esa hora por si se quedaba dormido y recibió un mensaje.

Betty Cooper

¿Llegaste, Juggie?

El suspiró y luego respondió.

En casa.

Agradezco que no nos quedamos
en la cabña.

Valerie tiene fiebre.

Dios, Jug.

Si sube mucho dale una ducha
de agua fría.

Y dale un ibuprofeno.

Ya las chicas se
encargaron de eso.

Me quedaré despierto para
estar pendiente de ella.

Tu ve a dormir, nena.

Es tarde y tienes que despertar
temprano.

Me daré una ducha rápida
antes.

Bien, avúsame cuando
vayas a dormir.

Oki.

Jughead suspiró, mirando a su hija. Subió a su habitación y bajó con dos almohadas y una manta.

Las dejó en el sofa y se acomodó lo mejor que pudo para no despertar a la niña. Era mejor dejarla ahí porque si la cargaba hasta su habitación, ella iba a despertar.

- Chicas, vayan a dormir. -el le pidió a la pareja. - Gracias por cuidarla, yo me encargo.

Ella asintieron, Toni se acercó a su mejor amigo y lo abrazó. - Estás haciendo un gran trabajo, quita esa cara de cachorrito regañado. -le pidió divertida.

- No estuve con mi hija cuando se sentía mal, en cambio estaba follando al otro lado de la ciudad. -murmuró, enfadado con el mismo.

- Ah, así que al fin lo hicieron. -dijo divertida. Luego negó. - No, estabas disfrutando de un momento que mereces con la mujer que te gusta y no estuviste con la niña porque no lo sabías. Ahora ya estás. Además es solo una fiebre, en dos días estará bien, ya verás.

El asintió y Toni sonrió, dejando un beso en su mejilla. Tomó la mano de su novia y ambas subieron juntas las escaleras de camino a su habitación.

Jughead suspiró, recostandose en el sofá junto a la pequeña y la miró. Sería una noche larga.



Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora