20 | Crimen

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Pasaron varios días más, en los que Jughead y Betty seguían sin verse seguido, ya que el no se estaba encargando de llevar a su hija a la acadenia para sus clases de Ballet.

Hasta que llegó el miércoles.

Jughead bajó de su auto con su hija y la tomó de la mano para entrar con ella a la Academia Bolshoi.

Dejó entrar a su hija al salón luego de darle un protector beso en la frente y suspiró, sentándose en la sala de espera.

Tenía parte de la tarde libre, asi que se quedaría un rato y esperaba poder ver a la rubia.

Luego de un rato, ya la clase había empezado y le pareció raro que Betty y Sarah no habían llegado, ellas siempre eran bastante puntuales.

La puerta se abrió 5 minutos despues y Sarah entró corriendo, que no se percató de la presencia del pelinegro en la sala.

Betty entró tras ella y sonrió ampliamente al ver al pelinegro.

- Jug... -se acercó. - No me dijiste que vendrías.

- Sorpresa. -dijo divertido y ella rió. Jughead besó su mejilla y le sonrió.

- ¿Que haces aquí? -ella preguntó.

- ¿No me extrañaste? -preguntó con un puchero. Ella rió.

- Por supuesto que si. -asintió. - Pero como no habías venido...

- Bueno, tengo la tarde libre. O al menos parte de ella. -dijo con una mueca. - ¿Quieres ir a tomar algo mientras las niñas terminan su clase?

Ella asintió. - Claro.

Ambos salieron de ahí y caminaron a un Starbucks que estaba a solo 2 calles de la academia.

Se sentaron juntos en una mesa para dos y pidieron lo que iban a comer.

El pidió un capuchino y ella solo una porción de pie de limón.

- Probablamente esta semana todo se arregle de nuevo... -el explicó. - Estoy por terminar todo y bueno, ya no estaré tanto tiempo en la empresa.

- Eso es bueno, Jug. -admitió. - Necesitas un descanso de todo.

- Y por eso, Betts... Quiero invitarte a cenar este viernes. -sonrió. - No acepto un no como respuesta, ya tengo todo organizado. -la amenazó.

Ella rió. - No diría que no, Jug. -negó divertida.

- Bueno, yo iré por ti en la noche, igual que en nuestra primera cita. -le guiñó un ojo y ella se sonrojó levemente.

- ¿A donde iremos?

- Sorpresa. -el le dijo. - Solo ve fresca, pero elegante.

Betty asintió. - Bueno. -sonrió.

Un rato después, ambos caminaron de vuelta a la academia, y en el camino, se cruzaron con una señora que llevaba a un perro con una cadena junto a ella.

Jughead suspiró. - Valerie me pidió un perro.

- Aww. -Betty sonrió con ternura. - ¿Le darás uno?

- No. -negó. - Obviamente no, no me gustan los perros.

- ¡Jughead Jones! -ella lo retó. - ¿Que es lo que acabas de decir?

- No me gustan los perros. -repitió con una risa.

- ¿Como te atreves? Si son una ternura... -hizo un puchero.

- Nah. -negó. - Son fastidiosos y sucios.

- Fastidioso y sucio tú. -rodeó sus ojos con molestia y el rió.

- Ey, pensé que respetábamos los gustos del otro. -se quejó divertido.

- ¡Pero dijiste que no te gustan los perros! -se quejó. - Eso debería ser un crimen. -entrecerró sus ojos mirándolo.

- Pero no lo es. -le mostró la lengua como un niño y ella rodeó sus ojos.

- Estúpido. -murmuró aunque el escuchó y llegaron al local, donde Jughead le abrió la puerta.

- Ey. -frunció el ceño cuando entraron, con un puchero en sus labios.

Ella rió y besó su mejilla, haciéndolo sonreír.

Las niñas que estaban dentro del salón cambiando sus zapatillas, miraron la escena ya que las puertas eran de vidrio y cruzaron miradas.

- ¿Viste eso? -Sarah le preguntó en un murmuro, sonriendo.

- Si. -Valerie asintió sonriendo también de lado. - Ya quiero que sean novios.

- Para que seamos hermanas. -Sarah celebró en un murmuro y la pelinegra asintió con emoción.

La profesora abrió la puerta del salón y todas las niñas salieron. Ellas tomaron sus cosas y se levantaron del piso para salir también hacia sus padres.

- Hola papi, hola Betty. -Valerie los saludó a ambos, mientras Sarah abrazaba a su madre.

- Hola Jughead. -Sarah le sonrió al pelinegro.

- Hola niñas. -Jughead dijo, tomando a su hija en brazos. - ¿Nos vamos? -le preguntó a Valerie y ella asintió, dejando su cabeza en el hombro del pelinegro.

Sarah y Betty entrelazaron sus manos y los cuatro salieron del local.

Jughead dejó un beso rápido en la mejilla de Betty y ambos tomaron caminos distintos, entrando cada uno a su auto junto a sus hijas.




Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora