34 | Llévame a casa

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Estaban a pocos días del festival para el que las niñas tanto se habían preparado y esperado.

Faltaban justamente dos días. Era viernes y Jughead había invitado a salir a la rubia, ya que tenían más de dos semanas sin salir juntos y solos.

Se encontraban de nuevo en la cabaña, pero esta vez, metidos en el jacuzzi junto a la piscina, el sentado dentro del agua con la rubia en sus piernas.

- ¿Te quedarás esta noche conmigo? -el le preguntó con sus labios a centímetros, casi rozando.

- Si me dejas. -Betty respondió algo divertida. Jughead la atrajo más a él de la cintura ya que estaba en su regazo y la miró a los ojos.

- ¿Si te dejo? -sonrió. - No se... Deberías hacer algo primero para yo considerarlo.

Betty rió ante eso y negó. - No. Hoy no estoy de humor para sexo.

- Que raro eso. -dijo divertido, dejando un beso lento en sus labios, por lo que ambos cerraron sus ojos. - Quiero dormir contigo, ¿Ok? Y abrazarte toda la noche.

- Bueno, no tengo quejas, Juggie. -Betty sonrió.

El la miró a los ojos, y la rubia notó algo raro en él. De hecho tenía días notándolo, pero no era algo malo. Simplemente ella no sabía como describirlo.

- ¿Que pasa? -la rubia preguntó en un murmuro, acariciando su mejilla.

Jughead la atrajo del cuello una vez más y besó sus labios de forma lenta y apasionada, un beso en el que demostraba millones de cosas.

Ella lo aceptó gustosa y solo estuvieron así durante unos minutos, besándose lentamente sin llegar a más.

Al último beso, se separaron y Jughead suspiró.

- Jug... -ella murmuró. Sabía que el quería decirle algo, pero el simplemente no lo hacía.

- Te amo. -Jughead confesó de repente, sorprendiendo grandemente a su novia. - Te amo, Betty. -repitió.

Ella bajó la mirada y rapidamente se separó de él.

- Jug eh, ¿P-puedes llevarme a casa? -preguntó nerviosa. - No me estoy sintiendo bien. -murmuró y salió del Jacuzzi, para tomar una toalla y envolverse en esta.

El se asustó por su reacción y rapidamente la siguió fuera del jacuzzi, tomando una toalla también.

- Betts, n-no. -el negó con nervios. - No tienes que responder, solo... Olvídalo. Ven aquí. -le pidió, intentando tomarla de la muñeca y ella negó, separándose asustada.

- Llévame a casa, por favor. -le pidió, sin mirarlo a los ojos, luego de vestirse rapidamente, sin importarle que estaba mojada aún.

Jughead mordió su labio inferior y sintió miles de cosas. Miedo, nervios, tristeza. No sabía porqué ella había reaccionado así, pero si sabía una cosa: no queria perderla

Luego de que el se vistió, ambos salieron de la cabaña y subieron al auto del pelinegro.

De camino a la casa de Betty, un gran silencio incómodo reinaba en el auto.

La rubia estaba mordiendo sus uñas con nervios, intentando concentrarse en otra cosa para que las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos no lo hicieran.

Al llegar, ella solo se bajó y cerró la puerta del auto, dejando al pelinegro confundido y con miles de preguntas rondando por su cabeza.

Cuando ella entró a la casa, Jughead miró al frente y las lagrimas comenzaron a descender por sus mejillas.

Tomó su teléfono y luego hizo una llamada.

- Toni. -sollozó. - ¿Puedes ir a mi casa?

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora