194 | Depresión

310 33 85
                                    

No olviden comentar. ❤️

Al día siguiente casi todos despertaron un poco tarde debido a que estuvieron en la mansión Ferreira hasta la madrugada que la fiesta acabó.

Todos estaban profundamente dormidos cuando Marco despertó. Suspiró y frunció el ceño cuando no vió a sus padres en la primera planta de la casa. Normalmente ellos despertaban primero.

En cambio, vió a Gaby, la encargada de la limpieza y otras cosas de la mansión. Ella estaba ordenando algunas cosas en la cocina.

- Buenos días señorita Gaby. -sonrió acercándose aun adormilado.

Ella le devolvió la sonrisa. - Buenos días, Marco.

- ¿Sabes donde están mis papás? -cuestionó.

- Están durmiendo y sus hermanas también. -explicó. - ¿Tienes hambre? -el asintió y ella sonrió de lado. - ¿Que quieres desayunar?

- Cereal. -sonrió.

Ella asintió tomando un pequeño bowl, la caja de cereales y el bote de leche del refrigerador. Sirvió la leche y los cereales en el bowl y se lo dio al niño con una cuchara.

Cuando el terminó sus cereales se levantó y se fue a la sala a mirar tele. Un rato despues, la primera en despertar y bajar a la primera planta de la casa fue Betty.

- Mi niño. -soltó una risita. - ¿Llevas mucho rato despierto? -preguntó acercándose y se sentó junto a él.

- Sip, pero Gaby me dio cereales con leche y me quedé viendo tele. -explicó.

- Oh... ¿Y donde está Gaby? -preguntó.

- Creo que fue a limpiar la sala de cine. -explicó.

Betty asintió y fue a donde el niño dijo, encontrando a la mujer ahí. - Buenos días, señora Jones. -Gaby se apresuró a saludar.

- Buen día, Gaby. -sonrió de lado. - Gracias por atender a Marco.

- No hay de qué. -negó con tranquilidad.

Betty asintió. - Quería pedirte un favor... ¿Podrías bañar a Sally y Simba? -hizo una mueca. - La última vez que los bañaron los chicos hicieron un desastre...

La chica soltó una risita. - Por supuesto señora Jones, no hay problema. Si necesita algo más, solo dígame.

Ella asintió. - Gracias, Gaby. -fue lo último que dijo y se fue.

Entró a la cocina y comenzó a preparar el desayuno. Mientras lo hacía, dos manos grandes se posaron en su cintura bajo la camiseta que usaba y sintió un beso en su cuello.

Su esposo aspiró su aroma en su cuello y dejó otro pequeño beso para luego hablarle al oído con la voz ronca. - Buenos días, amor.

Ella sonrió de lado y volteó su cara para besar la mejilla de su esposo y volvió su atención a lo que hacía para que no se quemara. - Buen día, Juggie.

- ¿Como dormiste? -el preguntó alejándose para sentarse en una de las sillas de la isla de la cocina.

- Yo bien, Juggie. Pero quiero saber como amaneciste tú, bebiste un poco anoche. -dijo algo divertida.

El suspiró asintiendo. - Si... Me duele un poquito la cabeza. -bufó.

Betty señaló una cajita blanca con letras rojas. - Ahí hay pastillas, tómate una y se te pasará en un rato.

Jughead se levantó y tomó la pastilla con un vaso de agua, para luego tomar una taza y servir café que Betty había preparado rato antes.

Cuando Betty terminó de preparar el desayuno solo comieron ellos dos en la mesada de la cocina, porque Jughead intentó despertar a sus dos hijas pero ellas se quejaron porque no las dejaban dormir.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora