164 | Cenicienta

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Ese mismo día en la noche, luego de que todos cenaron juntos como siempre, cada uno se fue a su habitación con normalidad.

Sarah se encontraba sentada en el escritorio de su habitación pintando un cuadro, si, había aprendido de su madre y ahora era uno de sus pasatiempos favoritos.

Estaba pintando un hermoso paisaje, con todas sus flores favoritas plasmadas en él, mientras de fondo sonaba en su parlante save your tears.

Su puerta se abrió rapidamente exaltándola y su hermana cerró enseguida tras ella en total silencio.

- ¡Valerie! -se quejó ante el susto.

- Shh. -ella dejó su dedo contra sus labios. - Mamá y papá ya están durmiendo. -se quejó.

Sarah la miró con una ceja enarcada de arriba a abajo, tenía una pijama de vestido, de seda color rosa, bastante ancho.

La miró de arriba a abajo y notó que llevaba unos tacones brillantes. - Valerie, no. -Sarah se levantó y la señaló seria.

- Por favooor. -pidió uniendo sus manos haciéndole ojos de perrito. - Sari, por favor. Sabes cuanto esperé para ir a esa fiesta.

- Si se enteran me van a castigar a mi también. -Sarah suspiró. - Y mamá no te dejará ir a la academia, Val...

- Será rápido. -Valerie miró la hora en su teléfono. - Solo tres horas, volveré a medianoche. -explicó.

- ¿Al menos vale la pena el outfit? -cuestionó Sarah mirándola con una ceja enarcada.

Valerie sonrió de lado y levantó la pijama, revelando una falda plateada con bastante brillo

- Parece que sí. -Sarah suspiró. - Dos horas. -la señaló.

Valerie soltó un pequeño chillido y se acercó a abrazarla. - Gracias, hermanita. -dijo algo burlona.

Sarah rodeó sus ojos con diversión. - Ve. -señaló la puerta. - Y por favor, ten tu móvil siempre por si necesito llamarte.

- Está bien, ¿Puedes ir con Sally y Simba para que no hagan ruido? -le preguntó con una mueca.

Ella asintió, entonces ambas bajaron juntas las escaleras y Valerie fue hacia la puerta, pero en cambio su hermana se acercó a la puerta corrediza que daba al patio trasero, pues justo a un lado estaban las camas de los dos perros.

Se quedó junto a ellos y acarició a Sally, pues ella era la que solía soltar más ladridos cuando la puerta se abría.

Valerie salió y cerró la puerta en total silencio, tomó una profunda respiración y se las arregló para poder salir del terreno sin ser vista por los guardias, y luego se quitó la pijama de seda revelando su outfit.

No fue tan difícil, despues de todo... No era la primera vez.

Caminó alejándose una calle de la mansión y sonrió al ver a sus amigos esperándola en un auto.

- ¡Al fin! -una de sus amigas celebró cuando ella subió al auto. - Por un momento creímos que no vendrías.

- Pues aquí estoy. -sonrió con suficiencia. - Y nos vamos a divertir, pero no voy a beber y volveré a medianoche.

- ¿Por qué? -preguntó otro amigo con un bufido.

Ella rió. - Porque Sarah me está cubriendo... Y me pidió que vuelva a esa hora, así que eso haré.

Otra chica rodeó sus ojos. - Sarah es muy tonta. -miró a Valerie burlona. - ¿De verdad se cree importante solo porque no le gusta salir y si quedarse leyendo?

Valerie le dió una mala mirada. - No estoy aquí para que hables mal de mi hermana en mi cara, Allison. Es mi hermana, así que puedes ir guardándote tus comentarios estúpidos.

Ella rodeó sus ojos de nuevo y le dió la espalda a su amiga, creando un silencio algo incómodo entre los cinco chicos que iban en aquel auto, hasta que uno lo rompió.

- Bueno, bueno. Como sea, a medianoche te regreso a tu casa, cenicienta. -el que conducía se burló.

Ella lo miró a través del espejo retrovisor, donde cruzaron miradas y una leve sonrisa se formó en lso labios de ambos.





















No sé ustedes, pero yo si amo a Valerie rebelde.

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora