Ballerinas | Bughead | +18

161 | Mis pequeñas

Llegaron a Los Ángeles en horas de la tarde, cerca del atardecer. Los tres niños se notaban bastante enérgicos, ya que habían dormido en el vuelo.

Aunque aún en las niñas se notaba cierta tristeza.

Entraron a la casa, mientras Jughead dejaba en las escaleras de la entrada de esta el equipaje con ayuda de uno de sus empleados.

Al terminar, Jughead terminó de meter todo a la casa dejándolo en la entrada, y cerró la puerta.

Suspiró al ver a las niñas sentadas en el piso de la sala acariciando a Sally. No corrían, no reían. Frunció el ceño. Eso no le agradaba para nada.

- Princesas. -se acercó a ellas. - ¿Que les parece si vemos películas en la sala de cine? La que ustedes quieran, prometo no quejarme. -sonrió divertido.

Ambas lo miraron y luego cruzaron miradas entre ellas, entonces Sarah fue la primera en levantarse y asintió.

- Solo si vemos Enredados. -Valerie señaló a su padre, aún sin levantarse del piso.

El hizo una mueca pero asintió. - Prometí no quejarme. Vayan a avisarle a su madre mientras yo preparo palomitas.

Ambas asintieron rapidamente y subieron las escaleras en busca de su madre.

- ¡Mami! -Valerie abrió la puerta de la habitación de la pareja. - Vamos a ver películas con papi. -sonrió.

Betty rió y salió del baño secando su cara con una toalla pequeña, se estaba quitando el poco maquillaje que tenía.

- Bien... Me pondré mi pijama y bajo.

Las niñas se fueron y Betty entró al vestidor, de donde tomó del cajón de sus pijamas una de short de seda color vino. Se cambió y bajó las escaleras.

- Mi amor... -Jughead sonrió. - ¿Te he dicho que ese color te queda espectacular? -dijo acercándose.

Betty rió tomándolo del cuello. - Juggie, es solo una pijama.

- Pero yo hablé del color, no de la prenda. -explicó divertido.

La rubia besó sus labios y al separarse acarició su mejilla. - ¿Y Marco?

- Ya está con las niñas en la sala. -señaló el pasillo.

Luego el se acercó a la mesada de la cocina y tomó una bandeja que tenía cuatro vasos con gaseosa, para luego caminar tras la rubia hacia la sala de cine.

Las niñas como siempre se sentaron en el primer sillón y se cubrieron con las mantas. Mientras tanto sus padres se quedaron en el último, el cual era el más grande y dejaron a Marco en medio de ellos. Todos se acomodaron y le dieron play a la película luego de apagar las luces.

Unos minutos despues, Jughead comenzó a quejarse  incómodo, sin parar de moverse de lado a lado.

- Juggie, deja de moverte. -Betty le pidió.

- Amor quiero que me abraces. -se quejó como un niño. - Pero en cambio lo abrazas a él. -señaló a Marco que miraba atento la pantalla entre los brazos de su madre.

Betty rió levemente. - Jug, no podemos dejarlo solo.

El rodeó sus ojos, pero luego sonrió cuando una idea pasó por su mente. - Princesas, ¿Quieren tener a Marco con ustedes?

Ellas asintieron al mirarlo y Jughead sonrió con suficiencia para tomar a su hijo más pequeño en brazos. - Para de robarme a mi esposa. -se quejó, dejándolo con las niñas.

Luego Jughead volvió con su esposa mentiéndose en sus brazos, escondiendo su cara entre sus pechos y ella por inercia comenzó a acariciar su cabello y espalda.

- Así si estoy cómodo. -admitió en un susurro.

La rubia rió, y devolvió su atención a la película.

Cuando la película terminó, Marco estaba profundamente dormido, así que Betty lo llevó a su habitación.

Las niñas también lo estaban, pero Jughead iba a intentar cargarlas sin despertarlas. Falló en el intento.

Cuando el intentó tomar a Valerie, ambas se removieron y abrieron sus ojos.

- Papi. -murmuró Sarah.

- Shh, ya las llevo a su habitación.

- ¿Tan rápido? -se quejó ella.

El soltó una risa. - Se quedaron dormidas a la mitad, princesas.

El se inclinó a dejar un beso en la frente de ambas. - Las amo, mis pequeñas.

Ellas sonrieron. - Te amo papi. -respondió Valerie.

- Yo también te amo papá. -repitió Sarah.

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Vayan olvidando a esas niñas inocentes...