27 | Ir de compras

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Betty jadeó contra los labios de Jughead sin dejar de moverse circularmente sobre él.

- Más rapido, nena. -el le pidió en voz baja, entre desesperados movimientos, que hacían al auto moverse.

La rubia gimió audiblemente cuando sintió que estaba más cerca de obtener su orgasmo, y el gruñó en su oído.

- Jughead. -jadeó.

- Hazlo, amor. -le pidió él y ambos se dejaron llevar.

Las piernas de Betty temblaron y el dejó salir todos sus fluidos dentro del condón y así, unieron sus labios con desespero una vez más.

Al separarse ella le sonrió con cansancio.

Jughead acarició su cabello y encendió el aire del auto, ya que los dos estaban sudando.

Betty tomó de su bolso un paquete de toallas húmedas y sacó una para limpiar el sudor de su cara y de su novio.

El pelinegro le tendió una bolsa y ella la tiró ahí, luego se acomodó sobre el y Jughead tiró el condón dentro de la misma.

- Dame otra. -le pidió. Ella se la tendió y el se dispuso a limpiar su entrepierna con delicadeza, la cual estaba llena de fluidos.

Luego como pudo, la ayudo a ponerse sus bragas y ella se sentó en el asiento del copiloto.

Jughead subió sus boxers y su pantalón, abrochándoselo mientras la rubia se arreglaba frente al espejo.

- ¿Todo bien? -el le preguntó, ante el silencio de la rubia.

Ella asintió. - Si, solo estoy cansada. -admitió.

Jughead se acercó a dejar un besó en su mejilla y le quitó el peine de sus manos, para hacer que se volteara dándole la espalda y comenzó a cepillar con delicadeza su cabello.

Ambos arreglaron su ropa y el comenzó a conducir, mientras Betty se arreglaba frente al espejo del auto su maquillaje, ya que con el sudor todo se corrió y era un desastre.

- ¿Quieres ir por un café antes de ir por las niñas? -le preguntó a la rubia y ella asintió.

El se desvió y a pocas calles estacionó justo frente a un starbucks.

- Espérame aquí, ¿Quieres el mismo de siempre?

- Sip.

- Bueno, ya vuelvo. -le dijo y se bajó del auto para entrar al local.

Minutos después salió con una bolsa y un vaso en sus manos.

Le dió el vaso a la rubia al llegar al auto, donde estaba su café y le tendió una bolsa.

- Le compré galletas a las niñas. -informó, encendiendo el auto de nuevo.

- Gracias Jug. -le sonrió. El se acercó para besar sus labios y la miró con una sonrisa.

- Eres hermosa. -la halagó, mirándola.

Ella desvió su mirada apenada y Jughead soltó una risa burlona, para luego encender el auto y conducir de regreso a la Academia Bolshoi.

Un buen rato después, la pareja se encontraban junto a las niñas en la casa de Betty.

Ella los invitó a cenar y además de que las niñas insistieron bastante ya que querían pasar tiempo juntas, Jughead por supuesto no tenía ninguna queja ante aquella invitación.

- Papá, por favor. -pidió Valerie. - Quiero un perrito.

Jughead suspiró rodeando sus ojos. - Valerie, te lo he dicho muchas veces. -dijo serio. - No, sabes que no me gustan los perros.

- Pero será mío, no tuyo. -se quejó.

Sarah y Betty miraban atentas la escena, con algo de diversión en sus miradas.

En ese momento, los cuatro se encontraban comiendo comida china que Betty pidió, sentados alrededor de la mesa.

- Pero los perros son lindos. -Sarah intervino. - ¿Por qué no te gustan? -enarcó una ceja con curiosidad al pelinegro.

- Porque fastidian, ladran mucho y botan pelo. -le respondió con obviedad.

- Pero son cariñosos y les gusta jugar. -se encogió de hombros.

- Igual no me gustan.

Betty lo miró mal. - Estás loco.

- Aja. -el frunció el ceño, al ver que las tres chicas estaban en su contra en ese momento.

Rato después, ambas niñas subieron a la habitación de Sarah asegurandoles a sus padres que iban a jugar haciendo un desfile de modas.

Ambos rieron ante eso, y ellas se fueron, dejándolos solos en la sala de la casa.

Betty se sentó en su regazo y acarició su cabello.

- Mañana no iré al estudio. -le murmuró. - Quiero tomarme el día libre.

El sonrió. - Eso está bien, nena. Ya avanzaste mucho con los trajes, y aún falta un mes para el festival, tienes tiempo.

- Quiero ir al centro comercial, ¿Me acompañas? -sonrió. - De compras. -especificó.

El bufó. - Nena. -se quejó negando. - Cuando voy a comprarle ropa a Valerie me tiene horas y horas caminando por todas las tiendas. Y cuando vamos con Cheryl es aún peor.

- Bueno, pero es que es divertido. -sonrió. - Podemos ir con las niñas y pasamos juntos la tarde, ¿Si? -pidió con un puchero. - Ellas no tienen ballet mañana.

El suspiró y asintió. - Está bien. -murmuró. - Pero no más de dos horas.

- No prometo nada. -sonrió y dejó besos por toda su cara. Al separarse, notó que sus mejillas estaban rosadas y rió. - Que lindo Juggie rojito. -se burló, acariciando su mejilla.

- Déjame, Betts. -le pidió escondiéndose en su cuello apenado.

Un rato despues, cuando se iban, Betty le habló a las niñas.

- Niñas, ¿Que opinan de ir mañana de compras? -les preguntó con una sonrisa.

Ambas se miraron con sus ojos bien abiertos y unieron sus manos. - ¡Si! -dijo Sarah.

- Amo ir de compras... -sonrió Valerie.

Jughead sonrió. Aunque no le gustaba mucho la idea, si le gustaba ver a su hija y a Betty así de felices. Y bueno, ver a Sarah feliz también comenzaba a agradarle.

Por alguna razón, las quería ver felices a las tres. Bueno, Valerie era su hija, Betty su novia y Sarah... No era nada de él, pero poco a poco la pequeña niña se estaba ganando su cariño y aprecio.

- Bueno, ya nos vamos. -Jughead dijo y se acercó a Betty para besar su frente esta vez.

Ambas niñas cruzaron miradas evitando sonreír al ver la escena y el pelinegro entrelazó su mano con la de su hija.

- Adiós, pequeña. -como siempre, despeinó el cabello de Sarah al despedirse y ella se quejó riendo.

Betty sonrió. - Cuídense. -les pidió. - Adios, Valerie.

- Chau Betty y Sarah. -sonrió. - Las veo mañana.










Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora