Betty jadeó contra los labios de Jughead sin dejar de moverse circularmente sobre él.
- Más rapido, nena. -el le pidió en voz baja, entre desesperados movimientos, que hacían al auto moverse.
La rubia gimió audiblemente cuando sintió que estaba más cerca de obtener su orgasmo, y el gruñó en su oído.
- Jughead. -jadeó.
- Hazlo, amor. -le pidió él y ambos se dejaron llevar.
Las piernas de Betty temblaron y el dejó salir todos sus fluidos dentro del condón y así, unieron sus labios con desespero una vez más.
Al separarse ella le sonrió con cansancio.
Jughead acarició su cabello y encendió el aire del auto, ya que los dos estaban sudando.
Betty tomó de su bolso un paquete de toallas húmedas y sacó una para limpiar el sudor de su cara y de su novio.
El pelinegro le tendió una bolsa y ella la tiró ahí, luego se acomodó sobre el y Jughead tiró el condón dentro de la misma.
- Dame otra. -le pidió. Ella se la tendió y el se dispuso a limpiar su entrepierna con delicadeza, la cual estaba llena de fluidos.
Luego como pudo, la ayudo a ponerse sus bragas y ella se sentó en el asiento del copiloto.
Jughead subió sus boxers y su pantalón, abrochándoselo mientras la rubia se arreglaba frente al espejo.
- ¿Todo bien? -el le preguntó, ante el silencio de la rubia.
Ella asintió. - Si, solo estoy cansada. -admitió.
Jughead se acercó a dejar un besó en su mejilla y le quitó el peine de sus manos, para hacer que se volteara dándole la espalda y comenzó a cepillar con delicadeza su cabello.
Ambos arreglaron su ropa y el comenzó a conducir, mientras Betty se arreglaba frente al espejo del auto su maquillaje, ya que con el sudor todo se corrió y era un desastre.
- ¿Quieres ir por un café antes de ir por las niñas? -le preguntó a la rubia y ella asintió.
El se desvió y a pocas calles estacionó justo frente a un starbucks.
- Espérame aquí, ¿Quieres el mismo de siempre?
- Sip.
- Bueno, ya vuelvo. -le dijo y se bajó del auto para entrar al local.
Minutos después salió con una bolsa y un vaso en sus manos.
Le dió el vaso a la rubia al llegar al auto, donde estaba su café y le tendió una bolsa.
- Le compré galletas a las niñas. -informó, encendiendo el auto de nuevo.
- Gracias Jug. -le sonrió. El se acercó para besar sus labios y la miró con una sonrisa.
- Eres hermosa. -la halagó, mirándola.
Ella desvió su mirada apenada y Jughead soltó una risa burlona, para luego encender el auto y conducir de regreso a la Academia Bolshoi.
Un buen rato después, la pareja se encontraban junto a las niñas en la casa de Betty.
Ella los invitó a cenar y además de que las niñas insistieron bastante ya que querían pasar tiempo juntas, Jughead por supuesto no tenía ninguna queja ante aquella invitación.
- Papá, por favor. -pidió Valerie. - Quiero un perrito.
Jughead suspiró rodeando sus ojos. - Valerie, te lo he dicho muchas veces. -dijo serio. - No, sabes que no me gustan los perros.
- Pero será mío, no tuyo. -se quejó.
Sarah y Betty miraban atentas la escena, con algo de diversión en sus miradas.
En ese momento, los cuatro se encontraban comiendo comida china que Betty pidió, sentados alrededor de la mesa.
- Pero los perros son lindos. -Sarah intervino. - ¿Por qué no te gustan? -enarcó una ceja con curiosidad al pelinegro.
- Porque fastidian, ladran mucho y botan pelo. -le respondió con obviedad.
- Pero son cariñosos y les gusta jugar. -se encogió de hombros.
- Igual no me gustan.
Betty lo miró mal. - Estás loco.
- Aja. -el frunció el ceño, al ver que las tres chicas estaban en su contra en ese momento.
Rato después, ambas niñas subieron a la habitación de Sarah asegurandoles a sus padres que iban a jugar haciendo un desfile de modas.
Ambos rieron ante eso, y ellas se fueron, dejándolos solos en la sala de la casa.
Betty se sentó en su regazo y acarició su cabello.
- Mañana no iré al estudio. -le murmuró. - Quiero tomarme el día libre.
El sonrió. - Eso está bien, nena. Ya avanzaste mucho con los trajes, y aún falta un mes para el festival, tienes tiempo.
- Quiero ir al centro comercial, ¿Me acompañas? -sonrió. - De compras. -especificó.
El bufó. - Nena. -se quejó negando. - Cuando voy a comprarle ropa a Valerie me tiene horas y horas caminando por todas las tiendas. Y cuando vamos con Cheryl es aún peor.
- Bueno, pero es que es divertido. -sonrió. - Podemos ir con las niñas y pasamos juntos la tarde, ¿Si? -pidió con un puchero. - Ellas no tienen ballet mañana.
El suspiró y asintió. - Está bien. -murmuró. - Pero no más de dos horas.
- No prometo nada. -sonrió y dejó besos por toda su cara. Al separarse, notó que sus mejillas estaban rosadas y rió. - Que lindo Juggie rojito. -se burló, acariciando su mejilla.
- Déjame, Betts. -le pidió escondiéndose en su cuello apenado.
Un rato despues, cuando se iban, Betty le habló a las niñas.
- Niñas, ¿Que opinan de ir mañana de compras? -les preguntó con una sonrisa.
Ambas se miraron con sus ojos bien abiertos y unieron sus manos. - ¡Si! -dijo Sarah.
- Amo ir de compras... -sonrió Valerie.
Jughead sonrió. Aunque no le gustaba mucho la idea, si le gustaba ver a su hija y a Betty así de felices. Y bueno, ver a Sarah feliz también comenzaba a agradarle.
Por alguna razón, las quería ver felices a las tres. Bueno, Valerie era su hija, Betty su novia y Sarah... No era nada de él, pero poco a poco la pequeña niña se estaba ganando su cariño y aprecio.
- Bueno, ya nos vamos. -Jughead dijo y se acercó a Betty para besar su frente esta vez.
Ambas niñas cruzaron miradas evitando sonreír al ver la escena y el pelinegro entrelazó su mano con la de su hija.
- Adiós, pequeña. -como siempre, despeinó el cabello de Sarah al despedirse y ella se quejó riendo.
Betty sonrió. - Cuídense. -les pidió. - Adios, Valerie.
- Chau Betty y Sarah. -sonrió. - Las veo mañana.
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Ballerinas | Bughead | +18
Fiksi PenggemarEl destino se encarga de juntar a una hermosa pareja a través de sus hijas y tal vez un inconveniente sea solo el principio de una hermosa vida juntos. ¿Quién sabe? Jughead Jones y Elizabeth Cooper pueden ser unidos por el amor, y también... Por do...