143 | Luna de miel

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Betty, quién iba con ropa deportiva para viajar desde La Toscana hacia Linguaglossa, en Sicilia, decidió cambiarse por un vestido veraniego de color rosado.

- Juggie. -Betty hizo un puchero frente al espejo. - Debo tapar esto con maquillaje. -señaló el pequeño chupón en su clavícula.

El hizo una mueca. - Lo siento amor. Pero nadie te verá.

- ¿Que dices? ¿Que pensarán Lia y Enzo de mí si ven esto? -se quejó con el ceño fruncido. - ¿Puedes buscar mi maquillaje en mi bolso, por favor? -le pidió, señalando la bolsa en la cama.

El asintió y se lo tendió. Minutos despues, el color rojizo del chupón estaba perfectamente bien cubierto.

- Lista. -miró a Jughead. - Ya podemos ir.

Se dirigieron a la parte trasera de la casa a un establo, donde habían al menos diez caballo, como mínimo.

- ¿Y mi caballo de troya, Enzo? -preguntó el pelinegro al rubio mayor.

- Está de último. -dijo con una mueca. - Pero enfermó el año pasado, no podrás correrlo...

Cuando se acercaron, lo miraron en el piso recostado. El pelinegro lo miró con tristeza.

- ¿De verdad se llama caballo de troya? -preguntó Betty.

Jughead asintió. - Si... Nació aquí cuando yo tenía 6 años, y ese fue el nombre que se me ocurrió. -sonrió con nostalgia. - Con el aprendí a montarlos. -admitió.

- Ha mejorado mucho este último mes. -explicó Enzo. - Aún así, no podremos volver a correr con el en un tiempo. Pero tenemos a Trueno y Gladiador, son los más sanos ahora.

- En estos será. -Jughead se encogió de hombros. - ¿Cual quieres?

La rubia señaló el de color café, y Jughead tomó el otro, el cual era de color crema, casi blanco.

Luego de un rato largo enseñándole a Betty como manejarlo para un viaje tranquilo, y de que a ella se le fue el miedo, comenzaron a correr por todo los alrededores del gran viñedo.

Pararon al final del terreno, donde al pie de una colina, se encontraron con una laguna.

- Todo es hermoso aquí, Juggie. -ella admitió mirando el paisaje.

El sonrió tomando las cosas que dejó en una cesta sobre el caballo, una manta y comida. Tendió la manta en el piso y ambos se sentaron.

- Si... No sabía cuanta falta me hacía venir aquí. -admitió. - Solía venir casi todas las tardes aquí a la laguna con mis padres y compartíamos una merienda. -ambos rieron.

Betty se abrazó a su esposo y besó su mejilla. - Es increíble todo lo que tus padres han hecho, y es de admirar la hermosa familia que tienen, como te criaron...

- Si. -el sonrió asintiendo. - Estoy agradecido por eso, se que sin ellos no hubiera podido ser nunca el padre que soy ahora.

- Uno increíble. -Jughead volteó su cara hacia la rubia y ella lo besó.

- ¿Sabes algo? -ella murmuró tomando la mano de su esposo. - Si solo tendremos dos semanas de luna de miel. -dijo algo divertida. - Podríamos quedarnos aquí.

- Pensé que querías conocer Italia. -el acarició su muslo bajo el vestido con su mano libre.

- Aún quiero. -asintió. - Pero no sé, quiero que estas dos semanas sean tranquilas, sin tanto viaje o ajetreo, ¿Sabes? Solo tu y yo, sin preocupaciones.

El asintió. - Haremos lo que tú quieras, mi vida.

Betty sonrió de lado. - Además, me gustaría que si algún día viajamos y conocemos toda Italia, u otros países, sea con nuestros niños.

- Bueno, tienes un punto. -el rió. - Está bien, entonces nos quedaremos aquí. Mañana podemos ir a conocer Cefalú, era la ciudad natal de mis abuelos antes de establecerse en La Toscana.

- ¿Está cerca? -preguntó ella mientras de la cesta tomaba unas galletas que Lia preparó para ellos.

El hizo una mueca y negó. - No exactamente, pero si salimos de aquí temprano llegamos antes del mediodía. -explicó. - Son dos horas y media de carretera.

- Bueno... Viaje en auto. -sonrió. - Eso también es divertido.

El rió y besó su mejilla mirándola con una sonrisa.
























Último de hoy, buenas nochess. 💗✨

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora