Betty, quién iba con ropa deportiva para viajar desde La Toscana hacia Linguaglossa, en Sicilia, decidió cambiarse por un vestido veraniego de color rosado.
- Juggie. -Betty hizo un puchero frente al espejo. - Debo tapar esto con maquillaje. -señaló el pequeño chupón en su clavícula.
El hizo una mueca. - Lo siento amor. Pero nadie te verá.
- ¿Que dices? ¿Que pensarán Lia y Enzo de mí si ven esto? -se quejó con el ceño fruncido. - ¿Puedes buscar mi maquillaje en mi bolso, por favor? -le pidió, señalando la bolsa en la cama.
El asintió y se lo tendió. Minutos despues, el color rojizo del chupón estaba perfectamente bien cubierto.
- Lista. -miró a Jughead. - Ya podemos ir.
Se dirigieron a la parte trasera de la casa a un establo, donde habían al menos diez caballo, como mínimo.
- ¿Y mi caballo de troya, Enzo? -preguntó el pelinegro al rubio mayor.
- Está de último. -dijo con una mueca. - Pero enfermó el año pasado, no podrás correrlo...
Cuando se acercaron, lo miraron en el piso recostado. El pelinegro lo miró con tristeza.
- ¿De verdad se llama caballo de troya? -preguntó Betty.
Jughead asintió. - Si... Nació aquí cuando yo tenía 6 años, y ese fue el nombre que se me ocurrió. -sonrió con nostalgia. - Con el aprendí a montarlos. -admitió.
- Ha mejorado mucho este último mes. -explicó Enzo. - Aún así, no podremos volver a correr con el en un tiempo. Pero tenemos a Trueno y Gladiador, son los más sanos ahora.
- En estos será. -Jughead se encogió de hombros. - ¿Cual quieres?
La rubia señaló el de color café, y Jughead tomó el otro, el cual era de color crema, casi blanco.
Luego de un rato largo enseñándole a Betty como manejarlo para un viaje tranquilo, y de que a ella se le fue el miedo, comenzaron a correr por todo los alrededores del gran viñedo.
Pararon al final del terreno, donde al pie de una colina, se encontraron con una laguna.
- Todo es hermoso aquí, Juggie. -ella admitió mirando el paisaje.
El sonrió tomando las cosas que dejó en una cesta sobre el caballo, una manta y comida. Tendió la manta en el piso y ambos se sentaron.
- Si... No sabía cuanta falta me hacía venir aquí. -admitió. - Solía venir casi todas las tardes aquí a la laguna con mis padres y compartíamos una merienda. -ambos rieron.
Betty se abrazó a su esposo y besó su mejilla. - Es increíble todo lo que tus padres han hecho, y es de admirar la hermosa familia que tienen, como te criaron...
- Si. -el sonrió asintiendo. - Estoy agradecido por eso, se que sin ellos no hubiera podido ser nunca el padre que soy ahora.
- Uno increíble. -Jughead volteó su cara hacia la rubia y ella lo besó.
- ¿Sabes algo? -ella murmuró tomando la mano de su esposo. - Si solo tendremos dos semanas de luna de miel. -dijo algo divertida. - Podríamos quedarnos aquí.
- Pensé que querías conocer Italia. -el acarició su muslo bajo el vestido con su mano libre.
- Aún quiero. -asintió. - Pero no sé, quiero que estas dos semanas sean tranquilas, sin tanto viaje o ajetreo, ¿Sabes? Solo tu y yo, sin preocupaciones.
El asintió. - Haremos lo que tú quieras, mi vida.
Betty sonrió de lado. - Además, me gustaría que si algún día viajamos y conocemos toda Italia, u otros países, sea con nuestros niños.
- Bueno, tienes un punto. -el rió. - Está bien, entonces nos quedaremos aquí. Mañana podemos ir a conocer Cefalú, era la ciudad natal de mis abuelos antes de establecerse en La Toscana.
- ¿Está cerca? -preguntó ella mientras de la cesta tomaba unas galletas que Lia preparó para ellos.
El hizo una mueca y negó. - No exactamente, pero si salimos de aquí temprano llegamos antes del mediodía. -explicó. - Son dos horas y media de carretera.
- Bueno... Viaje en auto. -sonrió. - Eso también es divertido.
El rió y besó su mejilla mirándola con una sonrisa.
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Último de hoy, buenas nochess. 💗✨
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Ballerinas | Bughead | +18
Fiksi PenggemarEl destino se encarga de juntar a una hermosa pareja a través de sus hijas y tal vez un inconveniente sea solo el principio de una hermosa vida juntos. ¿Quién sabe? Jughead Jones y Elizabeth Cooper pueden ser unidos por el amor, y también... Por do...