156 | Para apoyarte

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Las dos semanas pasaron, las vacaciones de la familia en Italia estaban a solo cuatro días de terminar, y además, estaban a solo un día de la operación de Fp.

Se llevaría a cabo su trasplante de médula, y ese día se encontraban en el hospital donde sería, haciendo todos las pruebas y chequeos previos a la operación.

Jughead estaba acompañando a su madre con todo el papeleo, mientras Fp estaba en su habitación con un enfermero que le hacía unos cuantos chequeos.

Y Betty estaba en la sala de espera con sus tres hijos, claro.

- Mami... ¿Falta mucho? -cuestionó Valerie mirándola.

Ella suspiró y asintió. - Si. -admitió. - Pero nos iremos en un rato.

- ¿Y quién se quedará con el abuelo? -preguntó Sarah.

- Su abuela Gladys, mañana volveremos para acompañarla mientras los doctores estén haciendo el trasplante. -les explicó.

- Yo quiero verlo después para darle un besito mágico y que se cure. -sonrió Valerie.

Betty también lo hizo y acarició su cabello. - Estoy segura de que funcionará. -dijo con seguridad.

- Pa. -balbuceó Marco.

- Es papá, Marco. -lo corrigió Sarah.

Betty rió. - Ya papá viene, mi niño. -ella le dijo y luego miró a Sarah. - El no sabe linda, está aprendiendo.

Ella suspiró con fastidio y se sentó junto a ella. - Es que tarda mucho.

En eso, Jughead y Gladys aparecieron por el pasillo y Marco celebró juntando sus manos y riendo.

El pelinegro soltó una risa y se acercó para tomarlo en sus brazos. - Ya podemos irnos. -le informó a su esposa.

Ella se levantó y tomó su bolso, mientras las dos niñas tomaron una mano de su abuela.

- Vamos a la habitación. -Gladys miró a sus nietas. - Fp los quiere ver antes. -informó.

Todos fueron tras la castaña mayor, que iba con las niñas de la mano hasta llegar a la habitación con el número 231 en su puerta.

Abrieron y notaron que justo el enfermero se estaba retirando, y lo hizo luego de dedicarles una sonrisa.

Ambas niñas sonrieron al ver a su abuelo en la camilla y se acercaron a él. - Ya nos vamos abuelo. -informó Sarah.

- Cuídense, mis niñas. -les sonrió acariciando sus cabellos. - Las amo.

- Te amamos abue. -sonrió Valerie.

- Las veré mañana luego de la operación. Jughead ven aquí, quiero darle un beso a mi otro nieto. -señaló a su hijo y el sonrió acercándose.

Dejó a Marco frente a él y Fp besó su frente, luego Jughead lo cargó normalmente.

- Todo saldrá bien, señor Jones. -Betty le sonrió a Fp. - Estaremos aquí mañana.

- Gracias, Betty. -el también le dedicó una sonrisa.

Los cinco volvieron a la casa, ya estaba anocheciendo y Betty terminó de servir la cena, luego de que las dos niñas se sentaron a la mesa y Marco estaba en su silla de bebés.

Betty suspiró al ver a través de la puerta de vidrio a su esposo a lo lejos en el patio trasero.

- Niñas, ya vuelvo. -informó Betty cubriendo su comida y la de Jughead con otros platos encima.

Salió al patio trasero y se acercó a su esposo que la miró desde una silla tras la piscina. Se sentó a su lado en total silencio y entrelazó sus manos, luego el dejó caer su cabeza en el hombro de su esposa.

- Todo va a salir bien, mi amor. -ella fue la primera en hablar.

- La preocupación no deja de estar, ¿Sabes? -el admitió sin mirarla. - Es una operación algo riesgosa.

- Todos los chequeos estuvieron bien y los estudios también, tu padre se veía muy preparado y además tranquilo. -ella le recordó. - El estará bien, ya verás. -intentó convencerlo.

- Aún así... No es solo la operación. -el suspiró. - Es un tiempo no tan corto de recuperación, y aún no he arreglado nada con Toni, así que no sé si podré volver con ustedes a Los Ángeles en cuatro días.

Betty relamió su labio inferior. - También me preocupa un poco eso, pero mañana yo misma hablaré con Toni. Y si ella no puede venir, lo resolveremos. Podemos irnos y tu te sigues encargando de la empresa aquí a distancia, o... No lo sé. -suspiró. - Pero de verdad quiero que olvides un poco tus preocupaciones, Juggie.

- Lo intento. -el murmuró y levantó su cara para mirarla. - No quiero cargarlos a ustedes con todo esto. -dijo mirando a la puerta de vidrio de la casa, refiriéndose a ella y a los niños.

Ella lo tomó de las mejillas. - Tal vez no nos quieres cargar, pero nosotros estamos para que tú te descargues. -sonrió. - Para que olvides todo... Y te sientas mejor aunque sea por un rato, estamos para apoyarte siempre.

- Y si que lo logran. -el dejó su mano en el muslo de la rubia y luego un casto beso en sus labios. - Te amo.

- Te amo, Juggie. -ella le sonrió. - ¿Vamos adentro? Nuestra comida está en la mesa.

El asintió y ambos se levantaron, para entrar de nuevo a la casa.




























Holii, ¿Como andan?

Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora