30 | Quejas

524 58 41
                                    

Las niñas entraron a una tienda de ropa cuando llegaron al centro comercial.

- Mamá, mira que vestido tan hermoso. -le dijo la niña a Betty, tomando un vestido sencillo veraniego de color blanco.

- Ay, me encanta. -dijo Valerie acercándose.

Ambas niñas cruzaron miradas y sonrieron. - ¿Estamos pensando lo mismo? -le preguntó Sarah.

- Yo creo que si... Podríamos comprarlo las dos y vestirnos iguales.

- ¡Si!

- ¿A ti te gusta, papi? -Valerie le preguntó al pelinegro. El sonrió asintiendo.

- Claro, linda.

- Bueno, entonces lo llevaré. -sonrió tomándolo una talla más grande que el de Sarah ya que ella era más alta.

Sarah también tomó el suyo y continuaron viendo todo. Estuvieron aproximadamente 30 minutos en la misma tienda.

Jughead respiró cansado siguiendo a Betty. - ¿Hasta que hora estaremos aquí? -se quejó.

- Pareces un niño chiquito quejándote tanto. No tenemos ni una hora de haber llegado. -lo retó, caminando tras las niñas.

- Ay pero mira, tienen como 10 prendas cada una, ¿Que más necesitan? -se quejó.

- Y aún falta que se prueben cada cosa para saber que llevar. -sonrió y el bufó haciéndola reír.

- Que flojera.

Y así, otro rato despues cuando decidieron que tenían lo suficiente, entraron a los probadores junto a Betty, para que al salir con una prenda ella opinara si debían llevarlo o no.

Poco más de 10 minutos después, las tres chicas salieron. Ambas niñas con toda la ropa en sus manos y la dejaron en la caja para pagar.

Jughead sacó su tarjeta y se le adelantó a Betty. - Cóbrese todo de aquí. -le pidió a la mujer que atendía.

Betty enarcó una ceja. - Ni sueñes. -negó. - Deben ser más de 100$ solo lo de Sarah, yo lo pago.

- Es poquito. -la miró con una sonrisa y ella lo miró con una cara que le decía "¿De verdad?". El suspiró. - Bueno, no es tan poquito, pero de verdad no me pesa.

- Olvídalo. -Betty negó. - Lo de ella. -señaló a la rubia más pequeña. - Cóbrelo de esta tarjeta.

La cajera asintió y tomó cada prenda para sacar la cuenta. - Son 177$ -le informó a la rubia y ella asintió. Pasó la tarjeta y metió todo separado en dos bolsas grandes.

Luego hizo lo mismo con la ropa de Valerie, la cuenta de ella dió casi lo mismo y también fueron dos bolsas grandes.

- Ya esto es suficiente, ¿No creen? -Jughead preguntó cuando salieron de ese local.

Valerie miró a su papá confundida. - No. Obviamente no. Solo entramos a una tienda, papá. -dijo obvia.

- Fueron casi 200$. -se cruzó de brazos caminando.

Betty rió. - Todas sabemos que no te quejas por el dinero, sino porque te quieres ir.

- Si. -Valerie asintió. - Yo sé que por es eso. -sonrió.

Varias tiendas y quejas de parte de Jughead después, ya las niñas habían comprado varias cosas y Betty también, entonces ambos adultos decidieron que ya era bastante.

El las estaba ayudando con algunas bolsas. Estaban a punto de irse, cuando al pasar frente a una tienda, Sarah vió con ilusión una hermosa bebé de juguete.

- Mamá... Mira que linda. -señaló a la bebé de la vitrina. - ¿Me la compras? Porfis, porfis.

Betty suspiró negando. - No, Sarah. Ya fue suficiente por hoy. -negó. - Mira todo lo que compramos. -señaló las bolsas de tiendas distintas.

- Pero mamá y-

- Yo se la compro, ¿Si? -el pelinegro intervino y miró a Betty. - Vamos, no me dejaste pagarles nada.

Betty suspiró, estaba por negarse pero ante la insistencia de la niña y del pelinegro asintió.

Ella sonrió y antes de que Jughead entrara a la tienda, miró a su hija. - ¿Tu quieres algo, princesa?

Valerie solo negó sin decir nada y Jughead entró. Minutos despues, salió con la caja de la muñeca en su mano derecha y se la dió a la rubia más chica.

- ¡Gracias Jughead! -lo abrazó con emoción.

- De nada, pequeña. -el acarició su cabello con cariño y la miró con una sonrisa.

- Que hermosa es, ¿No, Val? - Sarah le preguntó a su amiga mirándola.

Ella se encogió de hombros y comenzó a caminar. - Papá, vámonos. Ya estoy cansada. -le pidió.

- Claro, princesa. ¿No quieres un helado antes?

Ella negó. - Vamos. -insistió. - Estoy cansada. -repitió.

Jughead la miró confundido pero asintióy no dijo más nada.  Todos caminaron hasta salir del centro comercial y dejaron todas las bolsas de las compras en el maletero del auto y luego subieron a este.

De camino a la casa de Betty, ella, su hija y Jughead estuvieron charlando, pero Valerie estuvo en silencio.

No dijo una sola palabra y se mantuvo todo el rato mirando por la ventana.

- Val... ¿Que tienes? -Sara le preguntó.

- Nada. -le dedicó una pequeña sonrisa a la rubia. - Solo estoy cansada. -murmuró desviando su mirada hacianla ventana de nuevo.

- Ah... Bueno. -Sarah aceptó, un tanto confundida por su actitud.

Al llegar, Jughead ayudó a ambas rubias con todas las bolsas, mientras Valerie los miraba desde el auto.

Al terminar, miró como Jughead se arrodiló frente a Sarah y ella lo abrazó, con Betty mirando la escena sonriente.

- Jughead, de verdad gracias por la muñeca. -la niña repitió. - ¿Me dejas abrazarte?

El se arrodilló y abrió sus brazos, aceptando cin cariño el abrazo de la niña y acarició su cabello.

- No hay de qué, Sarah. -le guiñó un ojo y se levantó.

Se acercó a Betty y besó su mejilla. - Te quiero. -le murmuró al oído para que la niña no escuchara, y luego volvió al auto con su hija.

- Princesa... ¿Quieres sentarte adelante conmigo? -Jughead le preguntó a Valerie con una sonrisa.

- No. -murmuró.

- ¿Te pasa algo, amor? -cuestionó mirándola por el espejo, mientras ella miraba a la calle a través de la ventana.

Ella solo negó con la cabeza y Jughead suspiró, confundido por su actitud.


Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora